El
uribismo sobrevive a toda su ineptitud gracias a las farc o lo que queda de
ellas en manos de las disidencias, esos sectores radicales de la guerrilla que
no quisieron pasar a la civilidad viendo en el narcotrafico su fuente de
ingreso más segura. El ejército colombiano está entrenado para guerra de
guerrillas y sus hombres, muchos militares honorables, otros convertidos en
manzanas podridas así apodados por Uribe y su sequito, se pueden pensionar a
los 20 años de trabajo, de ahí en adelante con un sueldo de un poco más de un millón
de pesos muchos soldados formados como máquinas de guerra quedan a la suya y
sin saber el estado que hacen.
El ministro de defensa llama máquinas de
guerra a los menores que aparecen muertos luego de un bombardeo por las fuerzas
militares en contra de las disidencias de las farc o en contra de cualquier órgano
criminal, al final el ministro es un político Uribista que sabe vivir de la
guerra y gusta del perfume Uribista llamado sangre, así se llega al poder y así
se cuecen las vísceras de los colombianos. Esas llamadas máquinas de guerra por
parte del ministro son niños raptados por estas organizaciones criminales,
muchos llevados en contra de su voluntad, otros refugiados en la guerra
buscando dinero en zonas apartadas y olvidadas por el gobierno.
Las verdaderas máquinas de guerra las hace
el gobierno nacional, el Ejército colombiano que en otros años de guerra era
visto con mucha favorabilidad ha visto caer su imagen en los últimos tiempos,
esto debido al uso que le dan desde la casa de Nari, Uribe en su afán de vengar
la muerte de su papá y de hacerle ver al país que iba ganando la guerra
ordenaba o patrocinaba los llamados falsos positivos, con los que mostraba al
mundo como cambiaba la tendencia de un ejército arrodillado cuando su hoy amigo
Andrés Pastrana entregaba a las farc gran parte del territorio nacional. Muchos
de esos hombres que fueron formados como verdaderas máquinas de guerra, al terminar
el conflicto con la guerrilla y luego de quedar a su deriva, terminan convertidos
en mercenarios o agentes de seguridad en otros países, todo porque el país que
los creo como maquinas no tuvo para ellos más que un mísero salario o pensión después
de 20 años de servicio de máximo un millón y medio de pesos. Y esas máquinas al
saber todo lo que saben son verdadera ganga para el mercado mundial de los
mercenarios.
El ministro de defensa, quien según Duque
fue formado toda su vida al lado de militares, porque nació en un hospital
militar, estudio en un colegio militar y vivió con su papá en una guarnición
militar, habla de niños como máquinas de guerra y olvida que el estado crea las
máquinas que el país exporta y hoy son la vergüenza nacional. Hombres
entrenados hechos verdaderos asesinos cual película de Hollywood, pero al ser
colombianos terminan siendo películas dirigidas por Dago García, cual paseo el
25 de diciembre.
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