Cuando
en un país los gobernantes locales no entienden que trabajar en llave con el gobierno
central es la solución a los problemas de su pueblo la cosa se complica, y se
mira cuesta arriba. En Santa Marta y el Magdalena se ve esto, las peleas entre
el gobernador de izquierda Carlos Caicedo con el gobierno de Iván Duque, le han
servido para hacerse un hueco en el ámbito nacional en medio de un país
convulsionado y polarizado, pero le han costado mucho al pueblo que gobierna
desde el palacio Tayrona.
El comunismo cubano y su
llamada revolución han servido para que Cuba se aislé del mundo, ha servido
para cortar libertades, ha servido para que los dirigentes de la revolución
sean los tipos más ricos y poderosos de la isla, mientras su pueblo pasa hambre
y vive en medio de la miseria propia de lo que la extrema izquierda profesa.
Grandes profesionales en Cuba, sí, pero un país con poca o nada oportunidad
laboral a menos que sea del régimen de los Castro, hoy en mano de un presidente
que no fue parte de la revolución pero creció y fue adoctrinado por los
hermanos Castro, quienes en paralelo se fueron haciendo muchos más millonarios
de lo que cualquiera en la isla pudiera serlo.
Las oportunidades en
situaciones extremas en las que es difícil conseguir los artículos de primera
necesidad son complejas, en Santa Marta se vive incluso en los estratos altos
con el problema del agua recuerdan mucho a esas sociedades que no sale de su
asombro, hermosos y altos edificios que ven desfilar diariamente carro tanques
para tomar el líquido más preciado para el ser humano.
De las peleas de Caicedo con
Duque queda la reflexión de como el pueblo samario y Magdalenense se ha visto
perjudicado. La solución definitiva del agua no se ve a corto plazo, por más
que ahora Caicedo después de 9 años en el poder diga que tiene en sus manos la
solución definitiva. La ciudad del cambio se ve muy afectada en el proceso de
vacunación, los colegios no regresaran a la presencialidad quizás por la
ineptitud de gobierno central y local, quizás por las peleas y pujas políticas
de los actores que con esas acciones solo logran perjudicar y "joder"
mucho más al pueblo que los elige. Y la verdad no hay mucho de donde escoger
para que Santa Marta no sea la ciudad Cubana de Colombia, esa en la que los
nuevos ricos son los que mandan mientras el pueblo sigue jodido sin agua, sin
vacunas y las obras sin entregar hace muchos años, convertidas en elefantes
blancos que ningún ente de control investiga.
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