El voto útil es una estrategia en la que el elector no vota por su candidato o partido favorito, sino por el que tiene más posibilidades reales de ganar o de evitar que triunfe alguien que no desea. Hoy, los colombianos están pensando: “Mi candidato ideal no tiene opción de ganar, así que voto por el que puede frenar al que menos me gusta”. Con un ramillete de más de 80 precandidatos, en un país donde se volvió profesión ser candidato presidencial —aun sabiendo que no se tiene una opción real—, todo parece derivar de la sorpresa que dio un desconocido Iván Duque, quien fue puesto en la presidencia por Álvaro Uribe, el expresidente que ha tenido injerencia en las elecciones desde el año 2002.
En este momento puntea en las encuestas un escenario de dos extremos malísimos para el país. Por un lado, el candidato del gobierno, al que parece no pasarle factura lo deficiente que ha sido la gestión de Petro y su desaprobación de más del 60%. Sin embargo, esa cohesión y coherencia en la izquierda mantiene a Iván Cepeda puntero, con más del 30% para la primera vuelta. Coincido con Héctor Abad, quien en su más reciente columna afirmaba que el país no necesita un "Pacto Histórico 2". En vez de la "paz total", los homicidios y la inseguridad han aumentado. En lugar de educación para todos, las principales universidades públicas están en quiebra. El sistema de salud está mucho peor que hace cuatro años. La deuda pública y las pensiones están en cuidados intensivos. La corrupción aumentó y solo cambió de manos, como si la consigna hubiera sido: “Ya ellos robaron bastante; ahora nos toca a nosotros”.
Del otro lado está el abogado de la mafia, el abogado de Alex Saab (el testaferro de Maduro), quien ha logrado recorrer el país y aglutinar el sentimiento en contra de Petro, pero quien genera más miedos que certezas. Alguien que destripaba gatos, hablaba del "potágeno carcelario" que es el ajiaco y que hoy quiere lucir como el redentor y próximo presidente del país. En este punto, ninguna de las opciones parece la adecuada para Colombia. Aquí es donde aparece el "voto útil" de la gente que, al ver la posibilidad de que gane De la Espriella, opta por lo conocido, aunque sea un camino que incluya llamados a constituyentes para reformar la Constitución, tal como lo hiciera Hugo Chávez en Venezuela en 1999. La izquierda de este país es tan cambiante cuando está en el poder que sabe que lo mejor es no perderlo, porque dejarían de "vivir sabroso", incluyendo a los actores armados que han sabido aprovechar el gobierno de Petro.
Uribe, por su parte, quiere seguir vigente y ha logrado colocar a su pupila en la consulta de los que ni siquiera marcan el margen de error en las encuestas. Le apuesta a doble banda: a Paloma como la moderada y a Abelardo como el extremo. El voto útil para los que le tienen miedo a Petro es el de Uribe; y para los que están asqueados de Uribe, es Iván Cepeda, un candidato que se perfila peor que el actual presidente, amigo de la guerrilla comprobado y apoyado por los "gestores de paz" que Petro ha sacado de las cárceles.
En este escenario, pareciera que el voto útil es el más inútil: seguir con dos cánceres en este país. Uno que toma fuerza y parece caminar derecho a cuatro años más de gobierno —lo cual sería catastrófico—, y otro que se ha comido al Estado en las últimas décadas: el uribismo. Es momento de pensar con cabeza fría y certeza; conocer quién ha gobernado con decencia y quién merece estar los próximos cuatro años al mando de la reconstrucción de todo el daño que ha hecho el petrismo en cuatro años y lo que hizo el uribismo en veinte. Ese personaje se llama Sergio Fajardo. A él deberíamos apostarle como nueva mayoría para romper la polarización y pasar la página de la lucha de clases que Petro ha instaurado con corrupción a bordo (incluyendo a su círculo cercano, con unos presos y otros huyendo y "viviendo sabroso" en la embajada de Nicaragua). El petrismo es el nuevo uribismo, y el voto útil no debe apegarse a ninguno de los dos extremos.
Perlas:
- Ya son más de 211 mil lecturas a 810 entradas en mi blog. ¡Un millón de gracias a todos los que se toman un rato de su tiempo para leer mi visión de país y de mundo.
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