domingo, agosto 16, 2020

Hay que frenar la pandemia, no acostumbramos a ella

 Estamos en la nueva realidad, la nueva normalidad. Debemos asumir que el virus que nos tiene encerrados, asustados y con el temor de perder seres queridos sigue ahí, y va seguir por mucho tiempo. Más allá de que veamos noticias alentadoras acerca de la construcción de una vacuna que ponga fin  a la pandemia que nació en China en Diciembre de 2019.

Esta nueva normalidad como le llaman muchos, debe ir acompañada de las medidas de autocuidado de cada uno de nosotros, el gobierno no va hacer más por cada uno, la economía tan golpeada y el encierro solo le han servido al subpresidente para dos cosas: Gobernar a base de decretos mientras se da el tiempo de ganarse el congreso con marrullas y mermelada porcina, y por otro lado subir su imagen con un problema que tampoco fue capaz de unirnos como sociedad y país, en Colombia seguimos lejos de ser un país cohesionado, nos puede más categorizar en Uribistas y Guerrilleros. Yo me declare hace más de 18 años antiuribista por convicción, pero jamás seria guerrillero y nunca he estado de acuerdo con las Farc o el ELN, como nos hacen ver los políticos y el gobierno para seguir feriándose un país que se ha acostumbrado a poner en las cifras más de 300 muertos y más de 10 mil casos diarios.

Mas sectores económicos continúan abriéndose a esta nueva normalidad, más se continúan sumando a lo que el mundo conoce. El problema en Colombia es nuestra cultura social, no entendemos por las buenas que no se pueden realizar visitas de amigos a beber un sábado o domingo, no entendemos que el hecho de que se abra la ciudad no implica que la gente salga en manada a las calles, se trata de recuperar vida económica, no social. Este país no está ni estuvo preparado para una pandemia de este tipo, y las cifras aunque escandalosas puede que no sean las reales.

Hoy, en muchos municipios pequeños del país, esos pueblos olvidados se desata el horror, se esconde la gente  y sale a buscar la comida, pero a pedir mercados, salen a ganarse el día a día, y sus casos no aparecen en las cifras oficiales que el Ministerio de Salud saca todos los días a las 5 de la tarde. La sensación que nos vende el subpresidente a las 6 todos los días es que las cosas van bien, nos hemos acostumbrado tanto al discurso de la nueva normalidad que es normal contar 10 mil casos diarios, y no se meten en esas cifras quienes no tienen acceso a una EPS o a una prueba, no se cuentan aquellos pueblos en los que entre la toma de muestras y el resultado pueden pasar 3 semanas. 

Países serios, como Francia ha frenado la pandemia, países con presidentes populistas como Estados Unidos y Brasil se han acostumbrado, países como el nuestro lo ven como lo normal. Total el gobierno sabe que los muertos los están poniendo los estratos pobres, justo donde el subpresidente y su presidente eterno no son muy queridos.

 


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