lunes, julio 04, 2022

El pueblo que nunca cambia

 Hace 11 años inició el llamado cambio en la ciudad de Santa Marta, un cambio de política según dicen quienes pregonan que todo ahora es mejor porque no está en la cabeza de los Cotes, Diazgranados y compañía. Ahora está en manos de Carlos Caicedo, un político caudillista que se ha dedicado a consolidar su proyecto político al estilo de Gustavo Petro. Caicedo en su alcaldía llegó de la mano del partido liberal y en parrandas amenizaba junto a los Cotes y junto a Juan Pablo Diazgranados en los clubes de la ciudad, se sentía entrando en la elite que tenía santa Marta, luego como todo caudillista se dio a la tarea de identificar y atacar a su enemigo, las elites de siempre según él.

 

Han pasado 11 años y un poco más desde que Caicedo es el amo y señor de Santa Marta, sin embargo, al venir a la ciudad y estar unos días es inevitable comparar con ciudades que realmente cambiaron, Medellín o Barranquilla. La ciudad no ha cambiado en nada, ver las calles llenas de huecos, la falta de cultura ciudadana que reina entre sus habitantes, el sistema de transporte de la mano del llamado SETP no ha servido para mucho, quizás solo para tener un monumento a la desidia en Gaira, en donde el exalcalde Rafael Martínez inauguraba el supuesto punto de retorno del sistema de transporte, el cual solo ha tenido como cambio el color de las busetas, todas azules, quizás dentro de poco todas naranja.

 

Caicedo se ha dedicado a consolidar su movimiento, mueve muy bien sus fichas y el dinero de la ciudad en las maquinarias que aceita con líderes de barrios. Sin embargo, en Santa Marta muchas cosas están igual o peor que antes. El sistema de salud de la ciudad es muy deficiente, la gente que tiene recursos decide irse a Barranquilla en la mayoría de los casos, las clínicas no son la cara de mostrar. Conducir un vehículo es más difícil en Santa Marta que en Barranquilla, las calles llenas de huecos, la falta de cultura ciudadana abunda con moto taxistas y moteros que no respetan las señales de tránsito, los escenarios deportivos, pocos que hizo Caicedo con ayuda de Santos para sus juegos bolivarianos son muy pequeños y muchos están en el olvido. Otros quizás nunca los terminen, como es el caso del sierra nevada.

 

Santa Marta es ese pueblo que nunca cambia, porque sus políticos, los de antes y los de ahora no han entendido los pilares del cambio real, los cuales se hacen con base en el crecimiento y desarrollo económico de la ciudad no de pocos, y que ese crecimiento y desarrollo debe jalonar la cultura y educación de sus habitantes, en Santa Marta el único cambio que hemos visto es el de bolsillo, y Caicedo muy sagazmente como Uribe, se reinventa, se la jugó toda por Petro, esperando que Petro lo apoye en su nefasto e incompetente gobierno tanto departamental como local, con una secretaria de alcaldesa y con su estilo déspota y narcisista de gobernar, se muestra ante el país como un líder alternativo, pero localmente ya la gente no le come cuento. Su nuevo cuento es que Duque le bloqueaba todo, lo que no menciona Caicedo es que tiene 11 años en el poder y que Duque solo fue un accidente de 4, en los otros 7 años y en los 4 de Duque  el problema es la incompetencia de quien no está por el pueblo si no por sus interese de poder, el hambre de tener un partido para estar en la política y vivir del estado como le gusta a muchos, incluidos los de antes y los de ahora. A Caicedo habrá que aclararle que Petro ganó en el Magdalena no por el, sino a pesar de el.

 


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