jueves, junio 06, 2019

Un equipo sin alma

El Unión Magdalena, un equipo de media tabla para abajo que luego de 13 años en el tortuoso infierno de la B ascendió con honores a la primera categoría del fútbol colombiano. Y digo que ascendió con honores, porque el equipo de Santa Marta el año anterior fue un verdadero reloj suizo, una maquina bien aceitada que hizo todo bien durante el torneo de la B 2018. Con jugadores que le daban un sentido al juego, una defensa sólida, un arquero en su mejor momento, un gran cobrador de tiros libres y contaba con el goleador y revelación del año en el fútbol colombiano. 
Sin embargo, son dos torneos diferentes y no es lo mismo pasearse por los estadios de la B con el equipo que teníamos el año pasado y tratar de hacer lo mismo con un equipo armado con jugadores retazos y otros desechados por equipos del fútbol colombiano.

Este año quedó en evidencia la carencia de fútbol y de regularidad del equipo de mi tierra, la partida de jugadores claves como Viveros y Montaño, y la horrorosa defensa que conformaron este año todos los jugadores que colocaba Rivera en cualquier momento, hicieron un verdadero torneo irregular para el Unión, que gracias a lo irregular del torneo colombiano, en donde cualquiera le gana a cualquiera lograron entrar en los 8 semifinalistas, y ahí si como dijo el técnico Harold Rivera, hubiese sido mejor no entrar en las finales, así no, Harold, así no.

Fue el único equipo en los cuadrangulares que no logró ganar un partido, de aquel fortín que era el estadio Sierra Nevada no queda nada. Profanada por equipos como América y Pasto, goleado por ambos equipos, solo un equipo sin alma, sin fútbol, sin nada. Un equipo que no genera ocasiones de gol y que regala gol por partido, pero que sobre todo no corre la cancha, no suda, no le duele perder, cuando va detrás en el marcador solo camina y toca el balón hacia su propia puerta como si no fuera con ellos.

Un equipo sin alma, eso fue el Unión Magdalena de Rivera versión 2019. Equipo al que llegaron jugadores desechados por otros, y que en el Unión no rindieron, jugadores que no aportaron futbol, otros como Ferreira y Mosquera que ya no tienen más para dar en la cancha, y no es porque no quieran, es que su físico no les da para mas. Y Quizás, eran ellos el alma de un equipo envejecido, entristecido que clasificó como promesa de hacer algo histórico, y termino haciendo el ridículo de las finales.  Que más le podríamos pedir a un equipo que llega de la segunda categoría, solo le pediría Alma… no tenían que dar más.



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