jueves, diciembre 08, 2016

País enfermo

Nuestra sociedad esta tan podrida que en momentos de dolor que nos consumen como país, nos tiramos piedras unos a otros. Precisamente en este momento en que un sádico, enfermo, violador y asesino acaba con la vida de una pequeña de siete años, lo primero que hacen algunos es buscar el culpable en el bando contrario al que pertenecen, ahí comienzan a hablar los unos y los otros, a comparar con el proceso de paz y a decir no se cuantas cosas se les pase por la cabeza. Definitivamente como sociedad y país nuestras mentes están retorcidas.

Cuentan que las potencias mundiales en momentos como estos se unen en contra de ese enemigo común, enemigo llamado violencia infantil y contra las mujeres. En cambio en Colombia lo que hacemos es buscar con odio, y justificar mediante el sesgo mediático que los culpables o son el gobierno, medios o el uribismo y los paramilitares.

No se entiende en que cabeza retorcida este, el raptar una niña de solo siete años, llevarla a la fuerza a su apartamento y quizás ante la mirada asustada de la pobre infante, pero la mirada ciega de todos los que vieron como podía ir en un vehículo conducido por un animal salvaje, eso es quien puede hacer este tipo de actos, en que cabeza esta el luego violarla, y asfixiarla hasta matarla. Pero con mas sevicia y frialdad, lavarla con aceite para evitar ser identificada la violación y por ultimo esconderla dentro de un jacuzzi para que la policía no la encontrará; a todo esto sumarle que para exponer enfermedad ante las autoridades, esa misma persona se droga y emborracha, en un cóctel molotov.
Ese es el país que nos tocó vivir, el mismo que reclama justicia peleándose entre los que estamos de acuerdo que esto es una canallada contra los niños, que en un país decente un tipo de estos no debería ver la luz del sol jamas en su vida. País como el nuestro que lleva a cientos de personas a gritarle improperios y a querer tomar la justicia por propias manos, todo porque entendemos que la justicia no es la mejor, y que tal vez así como predican muchos, la justicia solo es para los de ruana, aplicable a los que no tienen los recursos para que en primera instancia sean reconocidos como honorables arquitectos y no como la basura de persona que puede ser.

Esa justicia que nos enferma y nos enciende, que hace que algunos taxistas en santa marta de la manera mas vil y en jauría se lleven por delante a un joven deportista, sin entender quien sea, solo porque lo confundieron con un ladrón y terminaron dándole la paliza de su vida, incluso aplicando tácticas de tortura como las que utilizaban los romanos en épocas del imperio, arrastrando amarrado a un taxi al pobre transeúnte que pasaba descuidado por la zona, siendo estos taxistas mas delincuentes que los propios delincuentes, porque lo hacen con la maldad y convicción de que la justicia no va actuar, y que justicia en manos propias es mas sabrosa que esperar a que el estado actué, tal vez así como lo exigen algunos que añoran épocas doradas de los paramilitares en las que hacían justicia social acabando con aquel que consumía drogas o robaba. Este país, que necesita salud mental, el problema es mas de fondo que de forma, es entender que como sociedad nos estamos acabando y que nada nos une, ni siquiera el dolor que enfrentamos cuando un desadaptado acaba con la vida de una menor.


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