viernes, diciembre 12, 2025

Barranquilla transforma, Santa Marta repite

Soy afortunado por haber nacido en la ciudad dos veces santa: Santa Marta, corazón del mundo con 500 años de fundación. Una ciudad que parece haberse quedado en el pasado y en los versos vacíos del discurso de quienes la han gobernado y saqueado bajo distintos colores, los de antes y los de ahora. Año tras año, la ciudad continúa atrapada en ese pasado que la consume y que, lamentablemente, define el presente.

En contraste, al otro lado del río, Barranquilla es una ciudad que ha crecido de manera exponencial. Llegué hace 19 años a una Barranquilla en plena reconstrucción, tras los gobiernos del cura Hoyos y Guillermo Hoenigsberg. A partir del siguiente alcalde, en la primera administración de Alejandro Char, la ciudad que se soñó comenzó a tomar forma y, desde entonces, no ha dejado de crecer.

Barranquilla vive hoy una transformación urbana y de infraestructura sin precedentes, con obras emblemáticas como el Gran Malecón del Río, un lugar que todos los visitantes quieren conocer. Infraestructuras clave como el Puente Pumarejo —inaugurado en 2019— mejoraron la movilidad regional y la logística del transporte, fortaleciendo el puerto y la conexión entre Barranquilla y el interior del país.


La ciudad también ha impulsado desarrollos residenciales modernos en zonas como Alto Lago, promoviendo vivienda sostenible y mejor conectividad con centros educativos y servicios. Ha sido sede de importantes eventos deportivos y culturales, como los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018, fortaleciendo su posicionamiento internacional. La infraestructura educativa pública ha mejorado notablemente, incluyendo programas de bilingüismo. El Carnaval de Barranquilla continúa consolidándose como uno de los eventos culturales más importantes del país, con impacto turístico y económico, y con homenajes a artistas locales que amplifican su visibilidad global.

Durante los últimos 15 años, Barranquilla ha pasado de enfrentar serios desafíos de infraestructura y servicios a potenciar su desarrollo urbano con obras emblemáticas, mejorar la calidad de vida, la educación y la salud, atraer eventos internacionales y fortalecer el turismo. La ciudad sueña con un Gran Premio de Fórmula 1 y ya tiene asegurada la final de la Copa Sudamericana 2026. Sin duda, ha logrado atraer inversiones y consolidar su posición regional frente a otras ciudades del Caribe colombiano.

Un ejemplo reciente de esta apuesta por el turismo urbano es Luna del Río, la nueva rueda de observación de aproximadamente 65 metros de altura ubicada en el Gran Malecón. Una de las más grandes de Latinoamérica, se espera que atraiga entre 200.000 y 400.000 visitantes adicionales al año, dinamizando la economía local. Luna del Río se proyecta como un nuevo ícono de Barranquilla, al nivel de las grandes ruedas turísticas del mundo, y marca un paso más en la recuperación del borde del río y su integración a la vida cotidiana de la ciudad.

La verdadera transformación de Barranquilla incomoda a quienes observan cómo la ciudad progresa; les duele a aquellos que desean estar en el poder para repetir lo que hacen en Santa Marta políticos como Caicedo: prometer sin cumplir, entregar obras a medias, proyectos que nunca terminan porque hacen parte de un sistema que perpetúa su control. Un sistema que se sostiene con figuras como Rodrigo Roncallo, Eduardo Pulgar y otros tantos que hoy tocan la puerta del “kaiser naranja”.

jueves, diciembre 04, 2025

Todo puede ir peor

Este país de locos parece no inmutarse ante los escándalos del gobierno actual. La lista es larga: desde el robo en la UNGRD hasta la "Paz Total" con la que el presidente Petro ha liberado bandidos, dejando al país malherido y sumido en la inseguridad. A esto se suman las reminiscencias oscuras de épocas pasadas, como las denuncias del Caso Laura Sarabia por interceptaciones ilegales y abuso de autoridad, las acusaciones de financiamiento irregular de campaña, los vínculos familiares polémicos, y la baja ejecución de las reformas prometidas.

El incumplimiento y la crítica a la gestión no parecen importar en un país que camina, lenta pero firmemente, el mismo camino que recorrieron Venezuela, Cuba o Nicaragua en manos de la izquierda.


Los Extremos para empeorar: Una Encuesta Alarmante

La reciente encuesta de INVAMER dibuja un panorama nada alentador. Puntea en todos los escenarios Iván Cepeda, senador de la República que jamás ha ejercido un cargo administrativo. Cepeda es famoso y tristemente recordado por ser el enemigo acérrimo del caído expresidente Álvaro Uribe, "el gran colombiano" que, al denunciarlo y manipular testigos para torcer sus propios procesos, terminó creando un monstruo político.

Cepeda es un gran amigo y aliado del partido de las FARC y un firme promotor de la Paz Total, el fracaso monumental del gobierno Petro. Lo curioso de la encuesta es que el "monstruo Cepeda", que engloba a un petrismo organizado y aupado por una gran burocracia cultivada por la izquierda, se enfrentaría en una eventual segunda vuelta al abogado Abelardo de la Espriella, otro extremo de la política que genera temores similares en una gran parte de la población.

Parece que la ciudadanía terminará obligada a tomar una opción entre dos extremos que amenazan con radicalizar el futuro. Solo asoma un atisbo de decencia en la figura de Sergio Fajardo, quien en su tercer intento parece haber adoptado una tónica de campaña diferente. Esta es su última oportunidad para que el centro pueda llegar al poder en lugar de los peligrosos y dañinos extremos que hoy mandan en las encuestas. Si Fajardo no repunta pronto, todo puede ir peor, con una radicalización total entre la extrema izquierda de Cepeda y la extrema derecha de Abelardo asegurando el triunfo de Cepeda.

La Parroquia Política de Barranquilla

Mientras tanto, en Barranquilla, con su política parroquial, todo puede ir aún más abajo. La Universidad del Atlántico vive una crisis en el proceso de elección de su rector. El clan Char decidió imponer a Leyton Barrios, un personaje que fracasó en las pasadas elecciones a concejal y que fue reencauchado por Eduardo Verano en la Gobernación. Barrios fue escogido como nuevo rector por encima de las advertencias de todos los estamentos.

Todo podía salir mal: inicialmente, se cuestionó la autenticidad de las certificaciones de experiencia docente emitidas por la Corporación Universitaria Salamanca de España. Esta elección, en la que participó Verano, fue en contra de la voluntad de la comunidad universitaria, que proclamó como ganador de la consulta al entonces rector Danilo Hernández.

Pero, sí, todo puede ir peor. Verano, ahora aliado incómodo, denunció a Leyton, quien fue su secretario de educación y que, a todas luces, es una pieza fiel de Fuad Char, el patriarca de la familia. Y Jorge Cura, actuando como quien recibe órdenes, publica noticias de corrupción en la antigua gobernación de Verano, un movimiento que parece un favor para el clan Char y su protegido Leyton, el personaje que tiene a la Universidad del Atlántico en paro.

El Destino de una Nación sin Memoria

Todo puede ir peor en este país. No sorprende el designado por Petro para ser el próximo presidente, Iván Cepeda, algo impensado hace solo unos años: que un gran amigo de las FARC estuviera punteando las encuestas.

Por otro lado, el "Káiser" del Magdalena se alía con el partido de las FARC para nombrar gobernadora y ahora para armar una tercera lista de izquierda, dándole oxígeno a un partido que se resiste a morir y que encuentra en el politiquero mayor del Magdalena un salvador y un verdadero tanque de oxígeno. ¿Quién creyera que las FARC, que tanto daño le hicieron al país, son la salvación al llamado "cambio" de Caicedo?

Todo puede ir peor, y así será. Es Colombia, un país sin memoria, con sentimientos en el hígado.


lunes, diciembre 01, 2025

Santa Marta: La Farsa de la "Venecia Caribeña"

Santa Marta, la ciudad de los 500 años, es un espejo del enriquecimiento político histórico, un ciclo vicioso que pervive entre sus dirigentes. Políticos a los que el poder se les sube a la cabeza, a tal punto de creerse mesías o, como en el caso de la presidente de la Asamblea Departamental, al extremo de ignorar instituciones y desacatar decisiones judiciales que exigen la posesión de un diputado legítimo.

El 20 de octubre de 2025, un fuerte aguacero provocado por la onda tropical AL98 azotó a Santa Marta. El evento dejó un saldo trágico: barrios inundados, vías principales colapsadas y el fallecimiento de dos personas. El desastre evidenció el colapso absoluto de los sistemas de drenaje y alcantarillado, con sectores como El Pando, Pescaíto, San Pablo y Los Almendros registrando niveles de agua de hasta uno o dos metros.

La Crónica de una Inundación Anunciada

Los reportes técnicos son claros: las alcantarillas se saturaron, los canales pluviales desbordaron y las estaciones de bombeo operaron al límite durante la emergencia. Las causas son recurrentes y tristemente conocidas: obstrucción por residuos sólidos, falta de mantenimiento estructural y un diseño insuficiente frente a eventos climáticos extremos.

En medio del desastre y el dolor ciudadano, aparecieron los politiqueros carroñeros. El exgobernador Rafael Martínez, por ejemplo, dedicó la tarde del 20 de octubre a emitir trinos sobre la inundación, criticando a la nueva administración (a la que sus oponentes llaman "los de antes"). Este cinismo resulta desconcertante. El exmandatario olvida convenientemente que durante sus propias administraciones la Calle 22 era un "río Magdalena" y la vía frente al Cementerio San Miguel, una "laguna". ¿Qué decir de barrios como Pescaíto, que llevan más de una década "comiendo mierda" de las alcantarillas, un problema que la clase política gobernante no pudo resolver en doce años?

Venecia Caribeña: La Sátira del Desastre

La magnitud de la inundación saturó las redes sociales de imágenes y memes virales. La estampa de las chivas rumberas en plena Carrera Primera, frente al camellón, convertidas en barcos navegando sobre un río de aguas negras y alcantarillas saturadas, se transformó en un espectáculo de contraste: el colorido del turismo versus el drama del desastre. Los vehículos parqueados cerca de la Sociedad Portuaria terminaron, como es costumbre, completamente bajo el agua.

De inmediato, surgió la sátira de llamar a Santa Marta la "Venecia Caribeña", una ciudad donde, ante tal desastre, la única forma viable de movilización era en botes o lanchas, pues los vehículos sencillamente no son anfibios.

El problema radica en que, durante doce años, la anterior clase política se limitó a "limpiar y hacer mantenimientos", evitando las soluciones de fondo. Doce años de atraso y de "pañitos de agua tibia" diseñados únicamente para mantener contentos a sus "partisanos", como el autodenominado "emperador" llama a su séquito más cercano y fiel.

Barranquilla transforma, Santa Marta repite

Soy afortunado por haber nacido en la ciudad dos veces santa: Santa Marta, corazón del mundo con 500 años de fundación. Una ciudad que parec...