viernes, septiembre 19, 2025

El “cliptoris” presidencial: cuando la retórica se vuelve caricatura

Escuchar todos los días al presidente de Colombia, Gustavo Petro, parece una delicia para sus críticos. Cada trino o alocución presidencial viene acompañado de una frase polémica y de datos equivocados que, como jefe de Estado, no le quedan nada bien. Sin embargo, Petro entiende que estas salidas le ayudan a mantener popularidad entre los sectores más recios y fanáticos del petrismo. 

La frase del último consejo de ministros de Petro lo confirma. En medio de una defensa frente a quienes lo acusan de misógino, dijo: “Una mujer libre hace lo que se le dé la gana con su clíptoris y con su cerebro; y si sabe acompasarlos, pues será una gran mujer.” La afirmación levantó una ola de críticas por considerarse inapropiada, machista y una manera poco convencional de hablar de temas íntimos en un discurso presidencial. Para cualquiera no tendría relación alguna con el ejercicio del poder; para Petro, sí. 

No contento con ello, también aseguró que para extraer petróleo, carbón, oro o níquel “prácticamente no se necesita ni el cerebro”. Una frase que desconoce la formación de ingenieros de minas, geólogos y profesionales de áreas afines. Diría uno que, en realidad, los que no estudian son los petristas que lo rodean y celebran sus ocurrencias con risas y carcajadas, como cuando habló erróneamente de la descendencia de Abraham y su público simplemente se limitó a reír. 

Como suele pasar, todo lo de Petro termina siendo vago y efímero. Su discurso resulta, como lo calificaron varios sectores, “vergonzoso”: promueve división, exagera problemas y responsabiliza a otros gobiernos de situaciones críticas sin mostrar soluciones tangibles. El verbo acompasar significa poner algo en el mismo ritmo o compás de otra cosa, y se usa mucho en música. En la frase de Petro, “acompasar” haría referencia a lograr que dos cosas —el clítoris y el cerebro, según él— estén en sintonía. Para el autodenominado “mesías”, allí radicaría la fuerza de la mujer. Eso sí, lo dice pronunciando “cliptoris”, confirmando que ni siquiera cuida la forma en medio de sus extravagancias. 

Caricatura del Petro brayan

Petro, especialista en embaucar con una retórica excremental, juega incluso con las palabras: habló de volver lícito lo ilícito “quitándole la I a la palabra”. Todo un genio… el presidente de un país que cambió a “el clibajito” de Uribe —hoy un delincuente condenado— por un exguerrillero que, cada vez que habla, mete la pata y se refugia en el discurso del odio, insistiendo en que es un perseguido, una víctima de la oligarquía. 

Y como si faltara más, soltó otra de sus perlas: “En todo barrio popular hay un Brayan que se lleva a las mujeres y después las deja embarazadas y botadas”, a quienes calificó como “vampiros sociales”. Y, ante las críticas por sus comentarios sobre el clítoris y las mujeres, remató: “Fea la sociedad donde prohíban el abrazo, el beso y la caricia.” Todo un Don Juan… el Brayan de la Casa de Nariño.




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