Mientras el gobierno de Gustavo Petro se jacta en redes sociales y con bombos y platillos hace un ruido estruendoso por haber pavimentado la vía principal del municipio de Tamalameque en el Cesar, en Barranquilla avanza a marcha forzada la llamada Gran vía, que consiste en la ampliación de la carrera 51B que comunica a la capital del Atlántico con el municipio de Puerto Colombia. Una obra para descongestionar el alto tráfico vehicular hacia un municipio en el que muchas personas que trabajan en Barranquilla han decidido tomar residencia. Una obra que presenta retrasos y que no han terminado en el tiempo previsto, pero que resulta una obra de gran impacto. Y el gobierno de Juan Manuel Santos sacaba pecho por 100 mil viviendas y carreteras 4g.
Creo que es la primera vez que desde presidencia se saca
pecho por una obra que para el alcalde del pueblo sería una fiesta con tambores
y papayera, pero que tratándose de la presidencia de la república termina
siendo ínfima y de bajo alcance e impacto, sin embargo, es lo que hay con este
gobierno de falsas promesas y falso cambio. En qué momento pasamos de tener un
presidente que inauguraba el nuevo puente Pumarejo, o el puente más largo de Latinoamérica
en Magangué, en qué momento pasamos de tener obras que impactaran a gran parte
de la población a sacar pecho por obras de bajo impacto nacional, que se
muestran como logros de un desgobierno incapaz de ejecutar obras que realmente
necesita Colombia.
Muy seguramente era necesaria la pavimentación de la vía
principal del pueblo de Tamalameque, un municipio con poco más de 17 mil habitantes y que se ha convertido en la
bandera y medalla para mostrar de las obras que el gobierno de Petro ejecuta,
obras que deben ser realizadas por alcaldías, o en su defecto por la
gobernación. El gobierno nacional, que decidió parar las obras de vías de
cuarta y quinta generación para tomar dineros y financiar sus programas de
gestores de paz y subsidios a los más pobres, dejando al país en un atraso que
seguramente lamentaremos en años venideros.
En Ecuador, un gobernante de izquierda que vivió mucho tiempo
en Europa entendió que el progreso del país debía pasar por comunicar las
grandes ciudades con pequeñas poblaciones, que el campesino pudiese sacar su
cosecha en una forma eficiente y con menos costos que el transporte de mula y difícil
que se vive en este lado del Atlántico, Correa, presidente de entonces, creo
autopistas y mejoró sustancialmente las vías y las comunicaciones en Ecuador,
un país que no es la ni la tercera parte de lo que es el territorio de
Colombia.
En Santa Marta se pide a gritos la intervención de la vía
que desde la rotonda de mamatoco lleva al peaje de neguanje, sin embargo, ni el
gobierno local que fue encabezado durante doce años por los llamados
progresistas naranjas, ni el gobierno departamental que hace cuatro años también
es de los llamados naranjas, y ni el gobierno nacional que también se dice
progresista han colocado la primera piedra o dado el primer paso pasa
solucionar este problema de movilidad que se agrava en épocas de temporada alta
de turismo, todo ante la mirada progresista de quienes ven mejor invertir en
calles de municipios que en la movilidad nacional.
Por sus obras los reconoceréis, unos piensan en sumar votos
en veredas, en comunas y en municipios que durante décadas fueron olvidados por
el estado, es su forma de gobernar, otros piensan en beneficiar la mayor
cantidad de personas sin olvidar lo que pueda pasar con esos municipios, a los
cuales les deseo todo lo mejor del mundo, pero un país no progresa cuando un
presidente saca pecho por pavimentar las vías de un barrio. Para eso están los
alcaldes y los gobernadores, y en caso de que la nación aporte dinero, debería darles
crédito a los gobernantes locales, el gobierno nacional esta para sacar pecho
cuando lo logren.