El
domingo después de la elecciones habían escenas de tristeza y caras
largas en los ganadores de las elecciones, Petro y sus seguidores sentían
cierta desazón al no lograr su primer objetivo, el cambio en primera, del otro
lado, en el uribismo, a los que muchos llamaron derrotados estaban felices y
buscando como acomodarse con Rodolfo Hernández, el segundo de la contienda.
Rodolfo Hernández quedó a 2.5
millones de votos de Gustavo Petro, pero no debe hacer nada para que la mayoría
de los votos de Federico Gutiérrez, que fueron poco más de 5 millones vayan a
parar a su terreno. No debe tomarse ni la foto, ni llamarlos, esos votos deben
llegar como resultado del antipetrismo que también es muy fuerte en Colombia,
al igual que el antiuribismo. Dos extremos que se necesitan y que le jugaron
una mala pasada a Petro, quien nunca pensó y calculo que su rival definitivo no
sería el candidato oficial de Uribe, sino un candidato que juega con el mismo
discurso de cambio de Petro.
La campaña de Petro está
incomoda con el rival, quien no llena plazas públicas, habla de que no es el de
Uribe (Aunque toda la escoria del uribismo ya esté apoyándolo), y no va a
debates, donde Petro es el amo y señor con su peinilla, la que tanto aman sus
fieles fanáticos. Petro fue el primero que empezó a normalizar el hecho de
no ir a los debates, ahora el ingeniero le va a pagar con la misma moned, y no
tiene a quien quejarse Petro. El impuso esa moda, cuando se creía presidente
sin haberse realizado las elecciones, quizás un poco esto debido a los halagos
de los sectores afines que tiene y que hacen parte de su comité de aplausos,
incluidos a Armando Benedetti y Roy.
Ese 29 de mayo a Petro y sus
electores les quedaba la desazón de que haber ganado la primera vuelta con un amplio
margen, también era un reto difícil aunque no imposible para ser presidente. Al
frente tienen a un outsider de la política, a quien no saben cómo enfrentar con
el insulto de Uribista o de tibio, a quien no tenían en sus planes de quemar
como lo dice la senadora electa del pacto Isabel Zuleta, les apareció un fenómeno
de las redes sociales que con un discurso simple y sin nada de fondo, tiene a
todos re locos papi, re locos. Ese día, Petro pensó que a veces ganar es perder
un poco, porque lo pensable era que esos votos que tiene Rodolfo estuvieran
disponibles para Petro en la segunda vuelta, ahora se ve difícil el panorama,
aunque no imposible, y eso ya lo saben las bodegas de Petro.
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