Lo
que ha hecho la procuradora de bolsillo de Iván Duque y Álvaro Uribe es el
golpe que faltaba para terminar de encolerizar a un país que pide cambios. La
procuradora apellido Cabello, la misma que fue ministra de Duque, que fue
ternada muchas veces para diferentes cargos por Uribe, y que siempre ha
militado al lado de los corruptos que el pueblo quiere cambiar, le ha terminado
de dar el empujón que le faltaba a una campaña presidencial sucia y carente de
ideas, una campaña en la que Colombia está diciendo no queremos más Uribe, no
queremos más Duque, no queremos más Pastrana, no queremos más Cesar Gaviria.
Esa Colombia le está diciendo y enviando el mensaje que aun los que están en el
poder no quieren ver.
La procuradora Cabello, ha hecho lo mismo
que su antecesor Ordoñez y con eso martiriza a un alcalde al suspenderlo. Algo
que ya la CIDH le ha dicho al país que no pueden hacer. Sin embargo, como
siempre han tenido el poder y no le temen al pueblo, solo le temen al cambio,
utilizan ese poder del estado para perseguir. Suspender a un alcalde por un
video que puede ser interpretado de diferentes formas, sin darle opción a la
defensa, y hacerlo sin suspender al general del ejército que en clara
violación a la ley se entrometa en política con una discusión con el
candidato que más opciones tiene hoy.
Cabello está lanzando la candidatura de
Quintero a presidente en el año 2026 y está empujando a esa Colombia que tiene
rabia por las porquerías que los de siempre han hecho, a votar por cualquier opción
que sea cambio, eso es pensar con el hígado, algo que el colombiano normal
hace. Antes pensaba con el hígado por las FARC, hoy lo hacen porque esa
guerrilla no existe y todas las cortinas que tenían se han caído.
En los últimos 20 años el
uribismo ha perseguido a todos los que osen contrariar sus ideas, eso ya lo
demostró Álvaro Uribe con el extinto DAS cuando mandaba a chuzar a la corte
suprema. Hoy dicen que hallaron micrófonos en la sede de campaña del candidato
de Uribe, son maniobras que ensucian mas esta campaña política en la que la rabia,
el desespero y el populismo están primando sobre la sensatez y las propuestas.
La rabia hace que se piense con
el Hígado y no con el cerebro, eso es lo que Colombia siempre ha hecho, pasar
del Uribismo al Petrismo, o pensar en un populista como Rodolfo para que diga
cualquier cosa que se quiere escuchar y tenerlo como opción. Colombia tiene
rabia, y la sensatez huye ante tanta ignorancia de quienes piensan que cambiar será
la mejor forma sin saber a dónde, el cambio como palabra de forma es cualquier
cosa diferente a lo de siempre, no significa que sea mejor, ya en Santa Marta
lo comprobaron.
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