Mi hijo de 5 años ha vivido estos últimos meses en
el encierro que se ha vuelto su casa, han sido meses de reflexión, meses grises
en tiempos de escondernos de la sociedad, de extrañar momentos más que lugares,
de revivir esos que nunca se olvidaran. Y sobre todo de responder preguntas que
quedan en la cabeza, pero que tienen más sabiduría que cualquier otras,
preguntas como las de un niño que solo pide que se acabe la enfermedad que está
en la calle para volver a abrazar a sus abuelos, escucharlo preguntar cuando se
ira la enfermedad, parte el alma.
Han pasado más de 90 días desde que el gobierno nacional decretó el aislamiento obligatorio, el cual inicio como una cuarentena en la que se cerraban los sectores de la economía, y se fue convirtiendo en una excusa del gobierno para estar vigente en televisión y gobernar por decreto y en momentos más críticos que los mismos que nos llevaron al encierro. Han sido días tristes y difíciles para todos. Tal como dice el himno de la cuarentena en España, canción de la cantante española Lucia gil, son días tristes, nos cuesta estar muy solos, buscamos mil maneras de vencer la estupidez, han sido meses grises, tiempo de escondernos, buscando que esta sea la forma de encontrarnos otra vez. Este mensaje tan sentimental, triste y lleno de verdad no ha llegado a los colombianos y peor aún, a los habitantes del departamento donde actualmente resido, el Atlántico.
El problema se ha desbordado en el Atlántico y Barranquilla, el virus esta diseminado en la población, no mira estrato, no mira clases sociales, se ensaña con mayor dureza con los barrios populares en donde reina la estupidez y el escepticismo, en donde toca salir a camellar en muchos casos a buscar con que comer, en otros simplemente la estupidez humana. Vivimos tiempos de ser valientes, sobre todo para aquellos que se encuentran en el primer frente de batalla, médicos que ya no están con nosotros y que demuestran lo frágil que es la vida. En este momento los crudos números de las estadísticas comienzan a tener nombres de personas conocidas, muchos empiezan a entrar en las cifras oficiales de casos positivos y lo más triste de fallecidos. Se elevan los miedos, entendemos y comenzamos a ver de frente el problema que veíamos muy lejos porque comenzó en la China y nunca imaginamos lo cruel que podía ser la enfermedad que ha hecho que nos alejemos, y que nuestro mejor aliado sea una pantalla o un celular.
Cuando se vaya la enfermedad volveremos a juntarnos, volveremos a estar todos abrazados, felices, en familia, recordando un mal momento vivido por todos, en donde vimos como logramos superarnos como sociedad. Recordaremos estos meses grises en los que nos tocó encerrarnos para volvernos a encontrar. Cuando se vaya la enfermedad, volveremos a brindar, volveremos a salir, vendrán los viajes, vendrán tiempos en los que sentiremos que no extrañamos los lugares sino a las personas, extrañamos los momentos que vivimos, esos que marcaron un álbum de recuerdos a cada uno de nosotros y que nos llenan como seres humanos que hoy solo dicen y piensan lo que haremos cuando se vaya la enfermedad.
Volveremos a juntarnos:
https://www.youtube.com/watch?v=An4T0wUerRs
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