Era el inicio de los años 2000 y en aquella época
la Universidad del Magdalena comenzaba a cosechar los frutos de un proceso de
refundación que la han llevado a posicionar entre las mejores de la costa
caribe, y sobre todo que han dado pie a que sea reconocida a nivel nacional. En
aquella época el rector de la Universidad era el hoy gobernador del Magdalena
Carlos Caicedo, quien con la ayuda de los estudiantes y profesores lograron que
la Universidad siguiera en pie, se modernizara y su calidad académica fuera de
las mejores, todo esto de la mano de una autonomía universitaria total, en
la que la comunidad académica vivía y recogía frutos de duros momentos de años
anteriores.
En el 2003 Trino Luna se lanzaba de nuevo a la gobernación del Magdalena por el Partido Liberal y llegaba a las urnas como candidato único. Ganó con casi 240 mil votos, es decir el 81 por ciento del total de electores. Luna logró ser el único postulado no sólo porque tenía el respaldo casi unánime de la clase política del departamento, sino especialmente gracias a la ayuda de los paramilitares en la región.
Gracias al poder que cosechaba como el ungido,
Trino Luna comenzaba sus enfrentamientos políticos y uno de ellos era con el
actual gobernador del Magdalena Carlos Caicedo, a quien acusaba de haber
participado en el secuestro de su madre.
Desde ese momento lo que parecía color de rosa en
la Universidad del Magdalena, comenzaba a tomar otros tintes oscuros y
políticos, tintes en los cuales se ponía en tela de juicio la autonomía universitaria
que tanto defendía el entonces rector Caicedo. El rector hacia el llamado
a la comunidad estudiantil para que no dejara que las manos de un político
entraran en la universidad, convocaba marchas, hacían mítines, se entraba en
los salones defendiendo lo que todos teníamos claro que debía ser, y así de esa
forma muchos le creímos y salimos en la defensa de la educación y la autonomía
universitaria.
Al actual rector, Pablo Vera lo recuerdo como el monitor de mi clase de vida universitaria en el año 2001 en primer semestre de Ingeniería de sistemas, cuando también ejercía de representante de los estudiantes ante el consejo superior. Lo conocía como un activista de los derechos de los estudiantes y dueño de una retórica interesante, pero además como parte fundamental del equipo que refundó a la Universidad, un estudiante de la época que se veía con gran proyección dentro de la universidad, tal como demostró hasta llegar a la rectoría para que la universidad siguiera ese proceso y línea de buen gobierno, pero sobre todo de una universidad más incluyente e innovadora.
En la actualidad, el que defendía la autonomía universitaria desde la rectoría en otros años, hoy siendo el gobernador del Magdalena ha terminado convertido en el Trino Luna de la época, en la piedra en el zapato para el funcionamiento y crecimiento de la universidad, y todo porque las cosas no son a su modo, o tal vez porque siente que todavía con Gobernación y Alcaldía puede manejar la Universidad y acumular más poder. No se giran los dineros de la estampilla desde que el ex rector está en la gobernación, pero sobre todo genera propuestas populistas imposibles de cumplir, dignas de un caudillo en épocas de populistas mundiales. Aquel personaje que sacaba la Universidad adelante hoy es un incoherente con lo que enseñaba en sus charlas de martes a las 7 de la mañana en el auditorio de Cajamag. La incoherencia es digna de los politiqueros que se hacen mañas para tener pequeños cielos en la tierra y que sus lacayos puedan seguir en la bodega tuitera aunque no sean coherentes y sobre todo no se tenga la razón.
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