Cuando comenzaron los primeros casos de COVID-19 en
Colombia, el alcalde de Barranquilla temía lo peor en la ciudad, y basado en
eso inicio un trabajo de fortalecer la red hospitalaria de la ciudad, que además
de atender a los habitantes de la ciudad, recibe habitantes del departamento y
de la costa Atlántica. Por eso dispuso un hospital de campaña de baja
complejidad en el centro de convenciones puerta de oro. Ese hospital con 600
camas, en este momento si utilizar es el reflejo de lo que como ciudad esperamos
de los Barranquilleros, que se enfermen y tener una cama para atenderlos. Ese
fue el mensaje que siempre transmitió el alcalde, que debíamos prepararle una
cama al que se enfermara, como presagiando la catástrofe en la que estamos
ahora.
Lo que quizás no imaginó el alcalde de la ciudad es que los habitantes de esta parte del país, fueran tan incrédulos ante la enfermedad, que repitieran noticias y mensajes que circulan por redes sociales, mensajes como que el COVID no existe, o que a los médicos y hospitales les pagan 30 millones de pesos por muerto que declaren como COVID positivo.
Durante años la ciudad ha crecido exponencialmente, muestra ante el país y el mundo su transformación física como ciudad, pero se ha olvidado de la transformación social y cultural. Han sido años en los que los Barranquilleros han sacado pecho por los grandes cambios en infraestructura que ha sufrido la ciudad, se convirtió en foco de las miradas del país como ejemplo de ciudad emergente y se posiciono como la nueva Urbe en el país.
Sin embargo, la falta de educación y principios
culturales ha crecido a la vez que la ciudad crece en infraestructura, la
muestra de eso es la falta de autocuidado que se evidenció en lo que el
subpresidente de Colombia denomina el aislamiento obligatorio, aislamiento con más
de 40 excepciones de todo tipo para estar en la calle. Muchos Barranquilleros
se cansaron del encierro, otros nunca lo respetaron, y salieron a las calles a cualquier cosa, salen donde
el amigo a beber, salen a pasear, y ahora podrán salir al centro comercial,
justo cuando los casos en la ciudad se multiplican y siguen creciendo
diariamente, justo cuando las unidades de cuidados intensivos comienzan a
escasear, en el momento cuando los muertos crecen diariamente, y justo cuando
Barranquilla es el foco de la pandemia en Colombia.
En este momento llaman al autocuidado y sacan campañas educativas a un pueblo que no está educado, un pueblo que vota por la bolsa de cemento y que recoge los 100 mil para darle el voto al político que promete y lleva a la manifestación en el, desde esos mismos barrios es donde más se ven los contagios de esta enfermedad que pareciera fuera de control y que en estos momentos de crisis solo se puede solucionar con mano dura, y no con pañitos de agua tibia. Es momento de cerrar y sacar al ejército a las calles, nada de carritos verdes que se vean bonitos, a la gente no le interesa ni le importa un comparendo, total no tienen para comer, menos tendrán para pagarlo, si acaso tienen para las frías del sábado y la pelea de gallos, esa cultura chabacana que tiene a la ciudad en el foco del país, y que la ha convertido en el foco de la pandemia de Colombia, reportando diariamente 200 y 300 casos de contagio, reportando 15 a 20 muertos diarios, pero que para muchos Barranquilleros la enfermedad no existe, pero vaya y dígale que la Dimayor le dio la estrella al Junior o que salieron los números de la lotería en una arepa, para que vea como todos salen a celebrarlo.
Perlas:
- Se fue Pau Donés, vocalista de Jarabe de palo. Con su música crecimos muchos, homenaje a sus letras profundas cuando el tiempo se vuelve humo, y nos dejo una tremenda canción de despedida para decirle a las personas especiales de eso que tu me das.
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