Santa
Marta, ciudad dos veces santa. Ad portas de tu quingentésimo aniversario,
sigues siendo la misma ciudad olvidada por el estado, antes era porque los políticos
de turno se tomaron el poder para su beneficio, y ahora, ahora es por lo mismo.
Ni los de antes, ni los de ahora. La
ciudad sigue sumergida en problemas de verdad, problemas de fondo, inseguridad
a chorros, el agua llega en carro tanques de color naranja, pero sigue sin
llegar como la espera la gente, en donde muchos deben madrugar con motobombas a tomar
agua del tubo, como si se tratara de una historia de ciencia ficción, un
estadio que costó 50% de lo presupuestado inicialmente y que sigue sin
terminar, sin vías de acceso, puestos de salud que el hoy gobernador cuando era
alcalde tumbó y nunca volvieron a hacer, y coliseos que se caen a pedazos por
obras mal hechas.
Los aguaceros en la ciudad terminan en
rebosamientos de aguas de alcantarilla en la carrera primera, la calle 22 es un
rio cuando en la ciudad caen unas gotas, la gente sigue sin agua potable, todo
porque al narciso de Caicedo no le pidieron agua como él lo dijo luego de
posesionarse. Antes la ciudad era un desastre, y ahora, ahora lo sigue siendo
con la gravedad de que todo es peor y con un batallón de contratistas a sueldo
para salir a marchar con camisetas naranja cuando se requiera.
Los de ahora se han dedicado a cambiar los
colores institucionales del departamento y la ciudad, a tal punto que ya no
sabemos si el naranja es el color del Magdalena o los tradicionales Azul y
rojo, olvidados así como está el Unión Magdalena, que solo le faltaría que
Caicedo lo patrocinara con la gobernación y pidiera que se cambie el segundo
uniforme a una camiseta naranja, como lo han hecho con los deportistas que
representan al departamento, más pareciera que representan a un movimiento político
que cada vez que necesita de gente, recurre a ellos y a los contratistas, bien uniformados
todos a marchar y a protestar, incluso sin saber porque o como Caicedo
los utiliza como idiotas útiles, claro al final toca, porque es difícil no ir
cuando de eso depende que le renueven el contrato por tres meses más.
En un departamento con altas cifras de
pobreza, miseria, el nivel educativo por el piso, los de ahora después de 9
años gobernando en la ciudad y de casi dos en el departamento siguen
justificando su ineptitud con los de antes, no sabemos cuándo lo que pase ahora
será culpa de los que gobiernan hace tres periodos en la ciudad de Santa Marta.
Los de antes se llenaron de plata a costillas del pueblo, los de ahora van en
el camino, y lo hacen con el discurso se juzgar lo que ellos están haciendo en
un deprimido y olvidado departamento, lo hacen mientras siguen pavimentando sus
aspiraciones políticas a nivel nacional, el de ahora se ha olvidado de gobernar
y solo hace show y trata de visibilizarse en un país polarizado entre Uribe y
Petro. El de antes y el que quieren muchos sea el de ahora, la misma historia,
o mejor dicho, la misma mierd#$.
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