La
democracia está definida como un sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del
pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes. Ese derecho que se le
otorga a un pueblo en otrora época, culto y participativo en su forma de
gobernar o mejor dicho, en su forma de actuar, en el cual el pueblo desde los
antiguos griegos veían como sus gobernantes eran exigidos de una forma exhaustiva
cuando las cosas no iban bien, hoy día el sistema ha fracasado o ha sido
vulnerado por quienes en aras de su hambre de poder han logrado descifrar el
encanto que tiene o que da, el empadronar personas como ganado y movilizarla
para que con su voto sigan perpetuándose en el poder del que tanto se han
lucrado.
Esta semana viví algo muy curioso e
incidental que demuestra cómo se vive en un pueblo que no escucha al que es el
mejor, sino al que más barra se le hace, y es así como en pleno concurso de
canto y luego de las respectivas porras y arengas se logra sacar adelante a un
competidor que no era necesariamente el mejor, o que realmente tuviera que
ganar, pero el sistema democrático exigia que en este caso, la persona que mas Urra
y aplausos llevara en las rondas, era el ganador y todo porque el sistema así
funciona.
Entiendo la forma de hacer política desde
una óptica diferente, y es que eso de hacer política no es fácil o mejor dicho
no es para todo el mundo, por lo menos para mi no lo es, por eso no soy politico, y pongo como ejemplo, el hecho de que en algunos pueblos olvidados del magdalena se ve como
personas que ejercen como gobernantes, toda su vida han sido candidatos o
alcaldes, y e que pareciera que no supieran hacer más nada que llegar a la alcaldía
de los pueblos que deprimen en 4 años y de los cuales se aprovechan en épocas electorales
con el mismo dinero que deberían invertir en educación o salud, pero que
utilizan para seguir al mando del presupuesto que les garantice estar mejor
ellos, y así como no debería ser, prima el bien individual sobre el bien público.
Conocí a Sergio Fajardo por accidente en
una firma de libros este sábado en la ciudad de Barranquilla, he de decir que
ya había escuchado sus idea o su forma de hacer política, la cual consiste en
la de una persona que llego a esto con el ánimo de servir desde una postura
diferente, entendiéndose como diferente el hecho de que Fajardo es un académico,
un científico con bases sólidas en lógica matemática y otras teorías que lo
avalan como un pensador de este país. En la breve charla que logre sostener, entendí
en su forma pausada de hablar o en su metódica letra que es una persona que
este país debería darle una oportunidad de dirigir y por fin acabar con esa trilogía
salvaje que nos ha gobernado en los últimos años, incluyendo a Uribe, Santos,
Pastrana o el que ahora surge como el candidato de 5 millones de firmas,
recaudadas con más de 270000 personas que desde sus puestos o cargos nombrados
por Cambio Radical, han hecho posible que se adelante el debate electoral, sin
mayor pudor que el que tiene una persona que sabe que la mejor forma de
comenzar una pelea, es pegar primero.
Mi voto será por Sergio Fajardo,
por quien hace más de 15 años nos mostró que con inteligencia y decencia se
puede lograr llegar a gobernar, así lo hizo en Medellín y transformo una ciudad
que salía de la mancha oscura del narcotráfico en un ejemplo para el país y el
mundo, así de esa forma en la que llego, conversando con el ciudadano de a pie,
entregando volantes, convenciéndolos de que se puede ser parte de un sueño, un
sueño que todos los Colombianos estamos invitados a compartir, en el que prime
la decencia y en que las ideas sensatas sean la base para un país en busca de
confianza, un país que añora pasar la página completa de la guerra, pero sobre
todo que sueña con acabar la polarización y las etiquetas que los que nos han
gobernado siempre nos han puesto, rotulando nuestras ideas de un lado o del
otro, en el que si no se es uribista, se es santista, o si no se es guerrillero
se es paraco, o si no estamos en el Castro chavismo, somos de ultraderecha.
Hoy
invito a todos, a que vivamos una nueva página en Colombia
desde el 2018, una página escrita en la que se tenga como base la lucha contra
la corrupción, la seguridad ciudadana, la construcción de la paz territorial,
la cultura ciudadana y la infraestructura necesaria para que en los hospitales
o en las carreteras los colombianos sintamos que estamos en una patria soñada,
una patria que sea más grande de lo que alguna vez fue, pero en la que sobre
todas las cosas entendamos que aquellos que como gamonales o terratenientes,
movilizan e indican el candidato a dedo, no son mejores que nosotros los que
soñamos con un compromiso de decencia para dejarle a nuestros hijos un país mejor
del que nos tocó vivir. Invito a que el ejercicio de la democracia recobre el valor que los griegos le imprimieron cuando decidieron hacer participe de la toma de decisiones a todos los ciudadanos.