Nací hace 40 años en la
ciudad de Carlos Vives y el Pibe Valderrama, orgullo de este loco país. Una
ciudad que tiene todo para ser motor del país, pero que por otras cosas no lo
ha logrado. He llegado a donde lo he hecho gracias a mis estudios y
conocimientos, nunca he vivido del estado o de político alguno, siempre he
trabajado con el sector privado y mi desempeño habla por sí solo. Y en eso de
ser samario de verdad, me toco la suerte de ser hincha del equipo más hermoso
del mundo. El Unión Magdalena, un equipo que nunca gana nada, pero que le
gustan los retos, un equipo que duro 13 años en la B, sube y baja enseguida y
sigue conservando una hinchada que jamás podrán tener encopetados de la costa
caribe como el Junior de Barranquilla.
Soy hincha del Unión Magdalena
creo que antes de nacer, mi papá vivió la final y el campeonato del unión en
1968 en la tribuna de gorrión en el viejo Eduardo Santos, eso viene en la
sangre, nosotros finalmente no heredamos riquezas pero si gustos y
enfermedades, y mi gusto y enfermedad siempre será el Unión Magdalena, un
equipo que no gana nada, que siempre pienso que va perder, que no demuestra
querer ganar, que no sabe lo que es estar en la punta de un campeonato, pero
que nunca baja en su afición. Un equipo que le toco itinerar por la costa
caribe durante años porque en Santa Martan mandaron a cerrar el estadio.
Nunca entenderán como se puede
ser hincha de un equipo que tiene que hacer un gol para ascender y no es capaz
de hacerlo, un equipo que durante años no ha tenido mentalidad ganadora,
siempre acostumbrado cuando estuvo en la A, a ser un equipo del montón y de
media tabla. Pero que hoy es capaz de darle una alegría a una ciudad ansiosa de
eso, de triunfos, de alegrías, de amor, se sentir unos colores que nadie puede
sentir.
Es fácil ser hincha de un equipo
que sus dueños, los mismos que son los dueños de la ciudad más importante de la
costa le invierten todo el dinero del mundo para ser protagonistas, eso es lo más
fácil del mundo. Es difícil ser hincha de un equipo que no gana nada, pero eso jamás
lo entenderán del otro lado del rio, quienes siempre invierte miles de
millones, promocionan su equipo como una empresa y aun así no son capaces de
llevar gente al estadio.
Sin embargo, el Unión Magdalena es el equipo de mi tierra. La ciudad donde nací, crecí y sentí los mejores colores del mundo, como alguien una vez me dijo, se puede cambiar de partido político, de mujer, hasta de sexo, pero jamás de equipo de futbol. Eso viene tatuado en el corazón y seguro estoy que en este país jamás lo entenderán como soy seguidor e hincha fiel de un equipo que nunca gana nada. Eso nunca lo entenderán, ese amor va por dentro. Ese amor no es gratis, ese amor viene tatuado por dentro
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