Lo que estamos viviendo en Colombia en los últimos días no es más
que un poco más de lo mismo que se ha vivido durante décadas, siempre que se
alza la voz de protesta de forma pacífica y al querer hacerse sentir, el
gobierno de turno saca a la policía a las calles con tanquetas, chorros de agua
y gases lacrimógenos a reprimir a quienes luchan por sus derechos. Es típico de
nuestros gobernantes y se ve en gran parte del mundo, la diferencia con
nosotros los colombianos es el cubrimiento que los medios de comunicación le
dan a la noticia. Mientras gastan horas diarias cubriendo las marchas en
Venezuela, los muertos que produce la dictadura de Maduro contra quienes no están
de acuerdo son sus políticas, en nuestro país la noticia pasa por ratos, y eso
se entiende desde que estos medios son manejados por los amigos del gobierno de
turno.
Lo visto este viernes en las
grandes capitales de Colombia, escenas de pánico en los que maestros cuyas únicas
armas con la tiza, el borrador y las pancartas que sacan a la luz pública las
amenazas, amedrentamientos y sinvergüencerías de este Gobierno. Reprimidos los
profesores con gases lacrimógenos, tanquetas con chorros de agua y bolillo pal
que no le guste, pero cueste lo que cueste la orden de Santos y sus amigos es
desalojar a quienes solo encuentran oídos cuando bloquean calles y generan
caos, porque de forma pacífica este gobierno solo escuchaba a la guerrilla
mientras quería ganarse un premio que no representa, quien atiende a la
sociedad civil de la manera cobarde que lo hace.
Señor Santos, usted a todos les
queda mal, ya lo ha demostrado su nivel de popularidad paupérrima, su política
social fracasada y su falta de tacto para los maestros que apoyaron su
reelección en el peor momento de su carrera política para seguir en la casa de
Nariño, y muchos que votamos por usted en el 2014 lo hicimos con la convicción
de no llevar a un títere de Uribe al gobierno, pero usted no representa en política
educativa algo diferente a quien fuera su mentor y hoy día su enemigo.
El día que este país
valore a quienes se toman su tiempo para enseñar a nuestros hijos, labor tan
loable y difícil, será un país verdaderamente educado, pero mientras eso pase
tendremos gobernantes que solo les interesa sacar sus leyes prioritarias
adelante, olvidando lo importante que el maestro hace en la consolidación de
una sociedad, sociedad que cada día va en decadencia al igual que el gobierno
actual, al cual este barco se le ha salido de rumbo y está a punto de hundirse.
Lo único que le decimos señor Santos, es que los maestros se respetan y que
solo esperan de usted una verdadera voluntad de dialogo sin intermediarios.
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