Quiero contar la historia de
como vivimos en nuestra sociedad actual, en la que los buenos se quedan
callados ante la mirada risueña y pervertida de los malos o que se hacen llamar
vivos. Una sociedad en la que el inteligente debe hacerse el tonto para que el
tonto no se sienta triste o mal. Una sociedad que se dice incluyente pero que
vive de la viveza de unos que creen que tienen preferencia sobre el oxígeno de
los otros.
Hace unos días, un familiar
cercano que conducía su vehículo de manera regular y normal al frente del
centro comercial Buenavista en Santa Marta, fue chocado por un vehículo Renault
Logan nuevo de placa LLM821 Sta Mta, que era conducido por un hombre que al dar su número supimos es vendedor de celulares, vive del rebusque e iba
acompañado por una mujer que dice trabajar en una clínica de la ciudad. Como la
persona reconoció enseguida su culpabilidad en el hecho, al no detenerse e
intentar realizar el cruce hacia la troncal, mi familiar trato de arreglar el
hecho, le tomó el teléfono y este dijo que pronto respondería, que lo llamara el
lunes que se hacía cargo.
Sin embargo, luego de varios
mensajes y llamadas la persona responsable del hecho atino a decir que el
arreglo, estimado en 700 mil pesos no lo podía asumir, porque él no tenía
dinero y que solo contaba con 300 mil pesos que le iban a prestar para solucionar
su propio daño en su Renault Logan de color Beige Duna, un vehículo modelo 2024
que está asegurado, lo cual o conocimos días después. Un carro nuevo salido de
concesionario el cual se encuentra asegurado, pero del cual su dueño no se hace
responsable del daño causado a otra persona, porque este personaje que vende
celulares en la ciudad cree que callando ante los mensajes puede no pagar y
seguir como si nada, es la idea de que el vivo vive del bobo.
Quizás un error y para aprender
en estos casos, es mejor dejar que los abogados de los seguros se entiendan, no
como lo dice la nueva legislación colombiana que pretende que los involucrados
lleguen de manera cordial a un arreglo, porque en Colombia el vivo vive del
bobo como dice el dicho, no vale con tener la razón, porque el bandido que hace
el daño puede hacernos algo después si aun teniendo la razón exigimos que
cumpla con remediar el daño que hizo.
Hicimos las averiguaciones
correspondientes y el personaje que hizo el daño es un vendedor de celulares,
una persona que no volvió a contestar pese a todos los mensajes y opciones
propuestos, en donde se le llegó a proponer que diera lo que pudiera, como si
de mendigar se tratara. Con todos los datos del personaje que logramos
conseguir, y sabiendo que tiene un seguro todo riesgo le pedimos que desde su
seguro realizara el arreglo del vehículo nuestro, sin embargo, nuevamente el
personaje nunca respondió.
Vivimos en un mundo en el que
afectado no puede hacer más que escribir y llamar, esperar que le contesten y
que esto no suceda. Un mundo en la que un personaje de estos al ver a una mujer
al frente se hace el más vivo o piensa que no va a responder porque no le da la
gana, un mundo en el que los valores están invertidos y en el que el afectado
termina con 700 mil pesos menos, arreglando su carro, todo porque un personaje
de estos se las da del más vivo.
Aprendizaje de la historia, en
un choque en el que el vehículo afectado tenga seguro llamar al seguro y que
los abogados se entiendan. No se puede confiar hoy día, porque vivimos en un
mundo en el que la persona que tiene la razón debe dársela al bandido para que
este no se sienta mal, es la nueva sociedad, en donde el vivo vive del bobo y
el bandido abunda con su viveza después de hacer los daños que le plazca.
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