Quiero hacer este post, basado en un hilo
de twitter que me pareció muy interesante y acorde a lo que estamos viviendo en
el mundo actualmente, entrar en la mente del presidente de Rusia, el que tiene
en jaque la seguridad mundial y conocer el porqué de lo que hace y actúa de la
forma irracional que a muchos no nos termina de quedar claro. Tomo literalmente
el hilo y lo trascribo con el crédito de su creador. Nacho Montes de
Oca
"Antes de avanzar sobre Ucrania, Putin
empezó a repetir las consignas del “Eurasianismo”, una doctrina desarrollada en
Rusia por un grupo de teóricos que combinan la geopolítica, el odio al
liberalismo y el socialismo por igual e ideas que rondan el racismo y los
delirios paranoides.
El eurasianismo nace en 1920 con la publicación
del libro “Europa y la Humanidad” de Nikolai Trubetskoi. En pocas palabras,
cree que Rusia es una entidad cultural propia que para ser potencia debe
enfrentar inevitablemente al “atlantismo” de Europa y el resto de Occidente,
Para el eurasianismo Ucrania independiente no existe al igual que Bielorrusia y
parte de Hungría, Georgia y Moldavia en donde habitan grupos emparentados
históricamente con Rusia. Todos ellos son parte de la Rusia “ideal”. Empieza a
verse el parecido con las apetencias de Putin. La mayor figura de esta
corriente en la actualidad es Alexandr Duguin. Figura dentro del equipo de
asesores del Kremlin y por tanto tiene llegada directa al presidente ruso. Fue
además asesor de Serguei Naryshkin, principal hombre de Putin en la Duma. No es
un Don Nadie. Duguin creó en 2002 el Partido Eurasia y desde ese momento su
agrupación formó parte de la coalición que apoya a Rusia Unida, el partido de
Putin. Vamos a conocer más ideas de este político y escritor para encontrar
conceptos que anticiparon todo lo que hizo Putin. Tras la caída de la URSS,
Duguin revivió el eurasianismo. Era el relato perfecto para emprender un
proyecto de recuperación de Rusia como potencia regional y global. Pero le
agregó algunos condimentos muy polémicos a las idea de Trubetskoi y que con el
tiempo sedujeron a Putin. Antes de esa época Duguin se dedicó al esoterismo y
fue nazi confeso. Fue cofundador del Partido Nacional Bolchevique que mezclaba
nazismo y comunismo. Hoy, ese partido se llama “La Otra Rusia” y participa con su
pequeña milicia dentro del bando separatista de Donbás. En 1997 Duguin publicó
el libro “Fundamentos de Geopolítica”, en el que propone sin vueltas enfrentar
por todos los medios al “atlantismo” de EEUU y la OTAN. Su libro es de lectura
obligatoria en las academias militares y diplomáticas rusas. Y en el Kremlin.
La Razón de su Vida
El asesor de Putin estableció que Rusia
viviría en conflicto sin solución con Europa occidental y los EEUU porque esos
países representaban ideas liberales que no solo eran incompatibles con la
cultura rusa, sino que además la ponían en riesgo y como tal debían ser
enfrentadas. En una reedición a la Tercera Posición que
creó Benito Mussolini y fue adoptado por sus amigos en Europa y América, Duguin
rechaza hoy por igual al socialismo y al liberalismo. Reclama recuperar valores
tradicionales desde un nacionalismo conservador y religioso. Pero además tiene otras inspiraciones. En su
obra toma los conceptos del alemán Karl Hausofer el concepto de “lebensraum” o
“espacio vital” que el nazismo usaría para justificar su avance sobre los
Sudetes, luego sobre Austria y más tarde sobre Europa entera
Lo que hizo y hace Putin es anticipado por la
obra de Duguin, como la idea de controlar a los países que rodean a Rusia para
frenar el avance “atlantista”. Si deben invadir o instalar un régimen propio en
ellos, todo es válido en defensa de la Patria rusa y su destino manifiesto. Y para contrapesar el poderío occidental, ya
desde el tiempo del Partido Eurasia, Duguin pedía establecer alianzas en Medio
Oriente, en particular con regímenes opuestos a occidente como Siria e Irán.
Esto lo decía en el año 2.000, hace veintidós años ¿Un profeta o un maestro?. También propuso debilitar a occidente
quebrando la alianza atlántica mediante la captación de Japón y Alemania como
aliados. Una reflexión con olor a gas. Debía usarse cualquier medio, según
Debin, para lograrlo: acuerdos comerciales, diplomacia o crearse situaciones de
tensión.
“El imperio euroasiático se construirá sobre
el principio fundamental del enemigo común: el rechazo del atlantismo, el
control estratégico de los EEUU y la negativa a permitir que los valores
liberales nos dominen” explicaba Duguin en sus conferencias ante el Estado
Mayor. Dentro de ese proceso entra la religión como
cobertura mística a las ideas geoestratégicas. Para Duguin, Rusia perdió su
oportunidad en 1917 al abrazar el socialismo y alejarse de la religión
ortodoxa. Queda claro que opone a lo moderno un misticismo mezclado con
ideología, el enemigo urgente para Duguin es el liberalismo y los opone
con una propuesta para regresar a un mundo de lucha imperial y un propósito
centrado en la recuperación del orgullo ruso al que considera traicionado por
los líderes como Gorbachov y Yeltsin que pactaron con ellos. Esa traición fue
en su opinión el no haber maniobrado para que Rusia heredara el poder de la
URSS y además haber permitido que llegaran libremente los productos de consumo
y costumbres occidentales que en su mirada paranoica forman parte de la
conspiración contra el pueblo ruso
Entendemos por qué le importó tan poco a Putin
la previsible estampida de empresas occidentales tras la invasión. Y el control
que impone mientras intenta convencer a su pueblo que todo es aceptable en ese
camino para reconstruir la Rusia poderosa. También, el porqué de la facilidad
que tiene Putin para vincularse con regímenes que piensan de manera similar a
Duguin, sea que se trate del chavismo venezolano, el Irán de los ayatolás, la
China capitalista con nacionalismo cultural y el peronismo de izquierda en
Argentina. Por supuesto que Duguin tiene una explicación para las críticas que
reciben sus ideas y su jefe, Vladimir. En su opinión hay una inmensa
conspiración de las “elites globalistas” interesadas en manipular la economía y
la opinión pública para negarle el futuro de grandeza a Rusia
En su razonamiento Rusia es el último bastión
contra el liberalismo que pretende dominar el mundo y que, derrotado el
socialismo en 1989, necesita que Putin ceda para que ya no queden frenos a su
apetito de control total. Putin es amigo del pueblo, el enemigo la elite
global. En ese camino resulta sencillo negar todo lo que sucede en Ucrania. Las
casas bombardeadas pasan a ser ediciones de video elaboradas o ataques de los
propios ucranianos y la OTAN para difamar a su “operación militar especial”.
Porque Rusia jamás atacaría a sus hermanos de raza. Es por eso que los
seguidores de Duguin idearon una serie de delirios de digestión fácil para los
conspiranoicos: laboratorios de biotecnología secretos en Ucrania, hebreos
liderados por Soros financiando a Zelensky y misiles nucleares invisibles de la
OTAN desplegados por Kiev. El delirio llega al clímax cuando los eurasianistas
dicen que Rusia fue víctima de atlantistas y nazis que conspiraron para
destrozarla en la Segunda Guerra Mundial. Y que por haber sido afectados se
autorizan a lanzar un Blitzkrieg contra…un país regido por un presidente judío.
En la lógica de Duguin y por lo tanto en la de
Putin, Rusia no está invadiendo Ucrania sino regresando un territorio que le
fue despojado. Y no hubo una agresión, dado que actuaron antes que los “atlantistas”
usaran ese territorio para otra agresión. Ucrania es territorio sagrado
para Duguin y sus seguidores, Kiev la sede de esa iglesia que quieren unificar.
Su territorio, parte del “espacio vital” para establecer ese cordón defensivo
sobre territorio ruso ¿Cómo es que nadie curioseó la tapa del libro que leía
Putin?. Duguin nunca tuvo problema para reconocer que admira ciertos aspectos
del nazismo y que se inspiró en él cuando propuso un “fascismo rojo” para
Rusia, que sería algo así como una amalgama entre el sistema político nazi, la
furia estalinista y los objetivos del eurasianismo. Por eso tampoco reniega de
Stalin. Rescata su nacionalismo, su antiliberalismo, su carácter firme y
el modo en que su liderazgo facilitó la expansión soviética. Duguin es experto
en preparar ensaladas de Adolfs, Benitos y Josefs y servirlas en el Kremlin a
la hora indicada
De repente todo comienza a tener sentido. Para
saber que había dentro de la cabeza de Putin había que usar una “llave Duguin”
y asomarse a un universo que explica lo que pasa en Ucrania, en Rusia y el rol
de los ejércitos en el futuro si el eurasianismo sigue vigente. ¿El eurasanismo
es una forma renovada de fascismo? No es un perro, pero tiene cuatro patas, una
cola y ladra perfectamente en ruso. Hay varios elementos que se le asemejan. Ya
hablamos del “lebensraum”, el militarismo expansionista y la idea de un regreso
a las tradiciones. Revisemos ítems que definen al fascismo. ¿Tienen un líder
iluminado que conduce a un futuro victorioso a través de un campo minado? Sin
dudas, el verticalismo de Putin es un tipo de liderazgo unipersonal que nadie
osó, al menos hasta ahora, poner en duda dentro de Rusia. Para tener claro el
modo en que Duguin percibe a su líder, recordemos que en 2007 dijo que: “No hay
más opositores al rumbo de Putin y, si los hay, son enfermos mentales (…) Putin
está en todas partes, Putin lo es todo, Putin es absoluto, y Putin es
indispensable".
¿Tiene un enemigo sobredimensionado que usa
para lanzar una cruzada sin hacerse cuestionamientos morales y que a la vez le
sirve para justificar ir contra el derecho internacional? el eurasianismo la
OTAN, los EEUU y la cultura occidental cumplen a la perfección ese
requisito. Lo que sí está claramente definido es la cuestión de la
nacionalidad. Putin considera, como otros líderes en el siglo pasado, que su
defensa es un concepto que no entiende de fronteras sea que se encuentren en
Ucrania, Georgia y otros países. Vamos a la economía. Putin concibe un rol para
el estado que se parece más al corporativismo de Mussolini que al socialismo de
Marx o Lenin. Cree en la empresa privada y favorece una burguesía nacional,
siempre que esté alineada con los objetivos nacionales y su estrategia.
Por eso tiene a sus oligarcas a los que le
confía fabulosos contratos en tanto colaboren con los planes de
engrandecimiento de Rusia. Como Hitler tenía a Thyssen y Benito a la familia
Ansaldo, todos se enriquecen en tanto mantengan una disciplina hacia los planes
del líder. Es por eso que más allá del daño que provoca la huida de empresas
occidentales, desde la óptica de Duguin se trata de una oportunidad para
fortalecer las fábricas nacionales. Los tiempos duros por venir, un estímulo
para crear industrias poderosas y orgullosas. En el universo de Duguin y sus
fans, el duro proceso de despertar que atraviesa Rusia frenará y quizás derrote
al liberalismo occidental. Le dará a su país el espacio vital que necesita para
ser la potencia que aspira ser. El camino es duro, pero vale cualquier
sacrificio. Al final ya no habrá un socialismo que llevó al fracaso de la URSS.
Se terminará el liberalismo que llenó a Rusia de LGBT, marcas modernas,
peinados raros y costumbres que, según sus textos, son armas de occidente para
horadar la identidad de los pueblos y rendirlos al globalismo. ¿Qué
podemos esperar entonces para el futuro? Por ahora, solo prever que de seguir
el libreto eurasianista, Japón y Alemania deben cuidarse de la seducción. Hungría
y Moldavia de los tanques. Putin intentará resistir en “su” Ucrania. El
Rasputín Duguin, le dijo que va a ganar. Nacho Montes de Oca "
En la mente de un nacionalista, de ultraderecha
en un país que era comunista que siente que es el momento de revivir el poderío
de otrora URSS. Tendremos que esperar que sigue en la mente de un fascista alineado a una ideologia parecia al nazismo.