Lo que
mal empieza, mal acaba. Refrán popular que aplica en todo lo que así sucede, en
este caso el Unión Magdalena, un equipo que ascendió en contra de la voluntad
del dueño del equipo gracias a un regalo de último minuto de Llaneros, regalo
que quizás lo estén pagando con la llegada de dos jugadores del equipo de
Villavicencio. El equipo descendió de la mano del mismo técnico acostumbrado a
la segunda categoría del futbol colombiano, le dicen que es un técnico de la
casa, pero realmente es un técnico de la preferencia del dueño. Un tipo que usa
al unión Magdalena como su hobbies sin importar los sentimientos o pasiones que
generan todas las malas decisiones que toma.
Y es que desde que soy niño y
soy hincha del equipo, la única decisión acertada de Eduardo Dávila para con el
Unión fue cuando le entregó el manejo a un tal Eduardo Méndez, quien sí sabe
del negocio del futbol y llevó al unión a la A después de 13 años de fracasos
del mismo Dávila. Fue lo único responsable y que demostró un poco de amor por
la institución de parte del dueño.
Hoy el Unión esta en donde debería
estar sino fuese por el regalo de los llaneros, es último en la tabla del
descenso, es último en la tabla de clasificación de la liga, perdió los últimos
4 partidos consecutivamente, solo ha marcado 5 goles en 10 partidos y ha
recibido 14. Ha hecho 6 puntos de 30 posibles y la última derrota frente al
rival de siempre, en la que el Unión la sacó barata cuando pudieron ser más de
5 o 6 goles.
Mientras todo pasa, por más
hincha que seamos, nos damos cuenta de que es un equipo armado para salir a la
cancha, no para competir en la A. Por eso, los que conocemos la historia del Unión
Magdalena sabemos que el dueño no es capaz de comprar un partido para subir a
primera división, lo que ocurrió ese 4 de diciembre por mas mancha al futbol
que se vea, fue producto de una rencilla entre dos equipos de la B, en la que
la carambola de la suerte le sonrió al Unión.
No hay nada, no hay jugadores,
no hay técnico, no ha directivos, no hay estadio terminado, no hay es nada, lo
que sobra es el amor de la hinchada que se cansa de ver como el equipo no
aprovecha una oportunidad de estar en la fiesta de primera división, y eso que
el promedio este año esta fácil para mantener la categoría. Consiste en tener
jugadores de categoría, que suden la camiseta y un técnico que sepa de futbol,
no un filósofo mandadero del dueño. Un personaje que no fue capaz de subir al
equipo sin regalo del rival.
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