En épocas que se requieren verdaderos liderazgos
resulta que nuestros gobernantes son títeres o secretarios de otros populistas
que los eligieron y gobiernan en cuerpo ajeno. En el caso del subpresidente
muchos sabíamos que un personaje que nunca administró una tienda en su vida no
podía tener mayor liderazgo para gobernar, y que le sobraba el carisma y las
canas pintadas, que le sobraban las pinolitas con la cabeza y la guitarrita en
el hombro. Desafortunadamente para Colombia, Uribe logro que su designado
llegara a la casa de Nariño gracias al temor de ser Venezuela, con ese lema
logró que el país se polarizara entre quienes querían a Petro y
quienes le temían a Petro.
Todos en el país conocen quien manda, y la Dimayor buscó al patrón para que los ayude a solucionar el problemita actual, que no tenemos fútbol por culpa de la pandemia que puso al subpresi con programa de televisión, a presentar información y noticias como títere manejado por su presidente eterno.
En algunas ciudades se impone la moda de gobernar en cuerpo ajeno, este es el caso de la ciudad de Santa Marta, en donde la hoy alcaldesa nunca se le conoció la voz en campaña, siempre estuvo cobijada por la foto del gobernador, el que hoy gobierna desde el palacio Tayrona y la alcaldía distrital, en donde se enrocan los puestos pasando fácilmente de distrito a departamento en algunos casos.
En nuestro país raras ocasiones ya no se cuentan líderes que tomen decisiones, ahora tenemos caudillos que montan a sus secretarias o su títere para que ejerza su labor en cuerpo ajeno. Lo curioso de todo es que aun así, la población ve en estos una opción de poder, una opción de continuismo que se atornilla con un discurso claro, en la presidencia el discurso fue claro, no queríamos ser Venezuela. En la alcaldía de Santa Marta se trataba de que los de antes no volvieran al poder. Se les olvida a los de ahora, que ellos son los de antes, con más de 8 años en el poder de la ciudad y la ciudad igual o peor en muchos aspectos.
Es complejo ver como una ciudad como Santa Marta, que aparece como Distrito turístico cultural e histórico tenga en estos momentos una secretaria al frente de la alcaldía, y lo digo porque eso es lo que se observa en cada acción que se toma, primero desde la gobernación y luego se asiente y se da el si con la cabeza para asegurar lo que ya ha dicho el gobernador alcalde. En eso ha quedado la ciudad, en un municipio más que pierde el rango de distrito.
La época de los títeres la conocíamos desde cuando Uribe lanzo a la presidencia a su pupilo, quien encontró un modelo de gobierno en la pandemia. Un personaje que está aprovechando la enfermedad para gobernar, algo que no tenía antes del COVID. El mundo actual vive de eso, de títeres y secretarios.
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