Con calma y paciencia también se llega al fin de la meta si uno es
constante, a esa frase apela el Matemático Sergio Fajardo para pasar a la
segunda vuelta, en donde seguramente estará, gracias a las encuestas se ha inflado el
candidato del Uribismo, quien despego de forma maratónica luego de las
elecciones del 11 de marzo con la consulta que realizaron, en donde German
Vargas le puso votos para hacer ver disminuido a Petro y ha terminado pagando
ese gran error, porque su candidatura en encuestas no despega.
Para Fajardo, quien se autodefine como un privilegiado, el mundo de la política
es reciente en su vida, y sabe lo que es ir en contra de las encuestas, eso le
paso al lanzarse a la alcaldía de Medellín en el año 2003, las encuestas lo
dieron por acabado pero su paciencia le llevo a persistir y lograr ganar la alcaldía
con la votación más alta para la época, haciendo una campaña decente, seria,
honesta, austera, pero sobre todo de frente con la gente, sin mentiras y con la
realidad y certeza de lograr lo que se promete.
Esa paciencia que tiene un profesor al educar la sociedad, al querer
formar y edificar sobre un ser humano conocimientos, es la misma que lo hace
pensar que este país tiene solución, que si se puede cambiar la forma de hacer
las cosas, y que no es con los mismos que vamos a cambiar. Colombia es un país
pujante con gente que quiere salir adelante, pero que se termina enredando con
el político de siempre que promete y no cumple, ese que compra conciencias con
la lámina de Eternit o con el mercado, ese político que llena plazas porque
ofrece una rifa, almuerzo y torta con vino, o refrigerio con camisetas, ese político
que sabe que hay que atemorizar para que sigamos eligiéndolos, esas políticas
que no nos dejan salir del miedo o del odio, y que al final hacen una sociedad
inviable para todos.
Esa paciencia que tienen Fajardo, Claudia, Antanas y el senador Robledo, para salir a las calles y mirar a los ojos a los ciudadanos, escucharlos y entenderlos, decirles que con ellos se puede cambiar la forma de hacer política, y que con ellos podemos construir con educación. Esa paciencia para educar en las calles, mostrando las propuestas y enfrentando la politiqueria y la corrupción.
Esa paciencia que tienen Fajardo, Claudia, Antanas y el senador Robledo, para salir a las calles y mirar a los ojos a los ciudadanos, escucharlos y entenderlos, decirles que con ellos se puede cambiar la forma de hacer política, y que con ellos podemos construir con educación. Esa paciencia para educar en las calles, mostrando las propuestas y enfrentando la politiqueria y la corrupción.
Mi voto será sin duda por quien creo que merece dirigir a Colombia, una
persona que nos enseñe, que eduque, que nos ayude a construir un país en el que
no quepa la ley del más vivo, o el todo vale, en el que existan menos alias y más
aulas, un país en el que el ejemplo no sea decir, "Le voy a dar en la cara
marica", "esos hijueputas nos están oyendo" o "es un buen
muerto", al final esas frases son el discurso del bandido, del más vivo
que cree que los demás no tenemos derechos sino obligaciones para con él.
Con educación todo se puede, no caigamos en los odios de clases, es
bonito escuchar que nos vendan promesas que al final no se cumplirán, pero que
se escuchan muy bien y que llenan plazas, la realidad es que nuestro país debe
buscar caminos de reconciliación y no de odios, los odios de clases están
mandados a recoger, así como los miedos que nos infunden desde la extrema
derecha.
Tengamos la paciencia del profesor y creamos que podemos pasar del miedo
a la esperanza, y que tenemos un candidato capaz de lograrlo porque ya lo
demostró, su candidatura no se la encontró en una bolsa de Yupi.
Perlas:
- Increíble que pase como si nada el hecho de que un funcionario engavete un cambio en el tarjetón y todo porque no es de su candidato o peor aún, porque teme que este candidato gane. ¿Donde está la responsabilidad del Registrador?
- Esta
semana escuchamos al Hacker de corazones hablar con sentimientos suicidas,
decía el senador Uribe que si los colombianos lo habían olvidado él se
tiraba al río Magdalena, increíble lo que dice ese señor, y más increíble
que haya gente que aun siga creyendo ciegamente en él.
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