La última
semana se vio agitada por la renuncia de quien enarbolaba la bandera la fe, según
la candidata, la fe que profesa y que es de exclusión con su prójimo, pero fe
al fin y al cabo para ella y sus seguidores. Enseguida y como se tratara de un
acuerdo cocinado con tiempo, salió a refugiarse al partido del senador Uribe, allá
fue recibida como quien perdona los pecados gracias a que con ella se deberían
ir los votos de quienes la tenían como candidata. Sin embargo el mundo de la política
no funciona del todo así, y quizás si se haya ido la doctora Viviane Morales
con Uribe y su candidato, pero muchos de sus simpatizantes han quedado huérfanos.
La
política es tan cochina como dinámica, quizás nos han hecho creer que todos son
iguales y que por eso hay que elegir a quienes nos salven de los fantasmas que
se han creado y que han inventado con el fin de aterrorizarnos y seguir en el
poder, Colombia es Colombia. Esos mismos que han estado en los carteles de
Odebrecht, de la toga, de los pañales, en fin este es el país de los carteles.
Lo
bueno de todo es que no podrán seguir en el llamado centro democrático con el
cuento de que son unos perseguidos políticos, sino que sus militantes
condenados, son unos bandidos, criminales y en algunos casos como el de Jorge Noguera
y Salvador Arana, asesinos.
Aquellos
que ejercen como líderes religiosos y que gracias a la Fe, llevan a la gente a
sacar conclusiones, en muchos casos amañando la palabra de Dios, esas mismas
conclusiones que hablaban de que los acuerdos de paz de la habana
habían tenido tintes ideológicos para homosexualizar a los niños, tal como
lo decía el corrupto comprobado Alejandro Ordoñez y lo repetían en muchas
iglesias cristianas.
Hoy
los colombianos nos encontramos más divididos que nunca, las encuestas han
hecho el daño de acabar candidaturas presidenciales, han inflado a un candidato
sin experiencia, y que solo ha sabido obedecer las órdenes de quien ejerce como
su mentor, en los dos casos de ganar este candidato tendríamos o un títere
o un traidor para Uribe, no se sabe que es peor para este País.
La
política y la religión no deberían ir de la mano, pese a que algunos tomen la
Biblia y encuentren pasajes de la época de Moisés en la que orientado por
Jetro, su suegro, indicaba órdenes y asignaba administradores para tanta
multitud rescatada de las manos del Faraón. Al fin, los dos temas: Política y
religión resultan ser temas de debate con los cuales no podremos sacar nunca
vencedores.
Esa
misma política religiosa lleva a jóvenes de una famosa iglesia cristiana de Barranquilla y sin descaro alguno, llamándose a ellos
mismos como decanos de principios y de la moral a criticar a todos los
candidatos diferente del candidato de Uribe, y a nombre de Jesús dicen que
deben darle el voto a este personaje que si tuviera algo de principios no
hubiese falsificado en su hoja de vida un curso de verano como una
especialización de Harvard, pero que al final la moral de estos jóvenes
cristianos les da para ver la paja del ojo ajeno y no la viga que tienen en el
de ellos.
Olvidan
muchos de ellos que Jesús solo dejo un mandamiento nuevo, y es que se amaran
los unos a los otros, sin excluir o sin discriminar, para eso muchos se aferran
al poder, con el fin de imponer lo que consideran que los demás debemos vivir.
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