Hace
algunos meses en plena campaña la excandidata que no pudo ser candidata del
Caicedismo expuso en uno de sus discursos que Barranquilla había crecido mucho
en los últimos años y lo colocaba como ejemplo a seguir. La diferencia que
olvido mencionar la Paca Caicedo en su discurso es la falta de articulación que
ha vivido la ciudad con el sector productivo de la ciudad. En los últimos doce
años, siempre vimos cómo se hartaban en decir que el cambio era el que, hacía
todo. En las grandes ciudades y en especial Barranquilla, los empresarios han
hecho que la ciudad sea modelo de la mano con los gobiernos locales y
departamentales, un binomio que funciona.
En Barranquilla la empresa
Tecnoglass, es muestra de cómo una empresa por medio de su fundación puede
lograr que como sociedad coincidan en el mismo espacio diferentes sectores
sociales, gracias a los proyectos que han ejecutado en la última década.
Iniciaron con la llamada ventana al mundo, monumento que se ha convertido en un
referente turístico y polo de desarrollo para la ciudad, siguieron con la Aleta
del tiburón, otro ejemplo de cómo darles vida a lugares olvidados en la ciudad
y se aprestan a inaugurar el monumento más alto de su tipo en el país, el
faro de puerto Colombia, ejemplo de cómo dinamizar economía y generar empleo en
la construcción de estas obras.
Mientras que en Santa Marta la
alcaldesa Virna Johnson se da el lujo de rechazar o no utilizar recursos que el
gobierno nacional dispone para dar solución a problemas de la ciudad, en otras
ciudades se apalancan con el gobierno nacional y con el sector privado. La política
del movimiento que gobernó durante 12 años la ciudad y que se alista para
gobernar por 8 años en el departamento es sencilla, solo se hace lo que viene
de la genial mente del líder monumental, el discurso es el líder supremo el que
sabe lo que mejor le conviene a la ciudad, se gestiona y actúa de acuerdo con
esa premisa.
Ahora, el análisis lo debemos
hacer también desde las empresas que existen en la ciudad y las oportunidades
que nos han dejado los de antes y los de ahora, una ciudad en la que las únicas
formas de empleo pasan por ser contratista de la alcaldía o la gobernación,
como nos tienen acostumbrados los de ahora a verlo, o trabajar en la
Universidad. Pero siendo fieles a la realidad, no es un problema solo de los
que se llaman el cambio o los de ahora, es algo que siempre hemos tenido, una
ciudad sin oportunidades en la que los mejores talentos deben emigrar a otras
ciudades donde se tenga oportunidad para crecer profesionalmente. Una ciudad en
las que los empresarios de hoy son los políticos de antes en muchos casos, y
que ayudaron algunos a crear el monstruo monumental del que habla la Paca en
entrevistas.
En la ciudad que está por
cumplir 500 años, los de antes no la dejaron avanzar, pero si crecieron sus
patrimonios y bolsillos, eran ricos de cuna en muchos casos y aun así no
velaron por el pueblo sino por sus intereses, el cambio con los de ahora es que
no eran ricos de cuna, pero son más ricos que los de antes después de 12 años
de poder en la ciudad. Paradojas de la vida.
En Santa Marta se han
desaprovechado muchos proyectos por falta de recursos y otros por falta de
intereses, sin embargo, para los de ahora resulta importante un parque de llantas viejas pintadas y
vendido al a comunidad como un ecoparque, o que decir del famoso parque del agua
en la ciudad que no tiene agua, y no hablemos más de la mega biblioteca que
busca en palabras de los naranjas que la ciudad tenga lugar para la lectura en
una ciudad que por cifras no lee y siempre está en los más bajos indicadores de
educación. Quizás lo primero no es atacar la infraestructura en épocas de transformación
digital, sino enfocarnos en cambiar la cultura ciudadana de un pueblo
acostumbrado a nada por la desidia de los de antes y el nepotismo de los de ahora.
Las grandes transformaciones
vienen de la mano de trabajar como sociedad, unidos, y no dependientes de un
monumental que se siente un emperador en un pueblo pobre y deprimido como el
nuestro, un emperador de pueblo que ve como el patio de su casa a la ciudad, en
la que son capaces de paralizar la ciudad con marchas sin el temor que asome de
parte de una alcaldesa que luce más como lo que siempre fue, la secretaria del
emperador y es renuente a dialogar con los sectores si el patrón no le da
permiso. Para eso se debe articular proyectos con entidades nacionales e
internacionales que estén atentos a invertir en una ciudad en la que quepan
todos, y no solo en la que se haga y se vele por los intereses de unos pocos,
que se hacen muchos gracias a los contratos que les obligan a renovar cada 3 y
6 meses. La ciudad va a cumplir 500 años, lo primero es cambiar esa cultura y
mentalidad de ser la finca de un patrón que hace lo que quiere con el pueblo
sin tener en cuenta las necesidades de la ciudad y no pensar solo en sus sueños
de ser presidente.
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