Viviendo en pleno aislamiento obligatorio decretado
por el subpresidente, aislamiento que cuenta con más de 43 excepciones que
permiten a todos salir a trabajar, pero no poder ir a visitar a la familia, ya
que según el gobierno es más fácil de infectarse en una reunión que en las
empresas, en donde muchos de sus empleados deben ir en transporte público y así
convertirse en transmisores de contagio. En esta época en que Barranquilla vive
sus días más oscuros por culpa de la pandemia, se envían de parte de los
gobernantes mensajes equivocados, mensajes erróneos que han costado muchas
vidas y ser el foco de la pandemia en Colombia, existen también las personas
irresponsables, esas que por considerarse asintomáticas salen a las calles y
hacen como si nada estuviera pasando.
Desde que comenzaron los primeros casos en el país, el alcalde de Barranquilla se preocupó por fortalecer la red hospitalaria, armar un hospital de campaña de media complejidad en un centro de eventos que sabía por culpa de la enfermedad va permanecer cerrado muchos meses, y seguir haciendo crecer las camas de cuidados intensivos con más y más ventiladores, el mensaje en su momento era claro, el alcalde decía que todos íbamos camino a enfermarnos, y no se preocupó por evitar el contagio, sino por tener una cama a quien se enfermara. Sin embargo, 4 meses después del primer caso en Colombia, aquí estamos, con el departamento del Atlántico siendo un desastre nacional, total no es una carrera de que departamento tiene menos casos, para los gobernantes locales el tema es de camas y más camas. Su política de salud pública es un total fracaso, no son capaces de contener o aislar pacientes positivos o hacer un cerco con sus familiares, es fácil escudarse en las EPS, en ese sistema de salud de mierda con el que cuenta Colombia y seguir diciendo que el problema son las fiestas y tragos que se toman los fines de semana.
En el Atlántico, como en Colombia, abunda la indisciplina social. Producto de ello es que todos los fines de semana y en pleno toque de queda y ley seca, se desactivan fiestas, y se conducen muchas personas a las unidades de castigo judicial, sin embargo, el mayor problema de la costa es la irresponsabilidad, esa cultura nuestra que hace que pacientes positivos para COVID, que son asintomáticos salgan a trabajar o estén en la calle como si nada, y existe también aquellas personas que conviviendo con personas COVID positivo sintomáticas, también salgan a la calle como si nada, esperando estos personajes que su EPS les presente el resultado de una prueba realizada y que tiene muy alta probabilidad de ser positiva.
La política que el gobierno ha asumido con esta pandemia, fue de presión social, cerró el país cuando apenas teníamos 70 casos y lo reabrió cuando teníamos 3000, desde ahí al día de hoy la crisis sanitaria se ha multiplicado en un 3000%, con más de 4000 muertos y más de 117.000 casos en el país. Vivimos literalmente en la ley del sálvese quien pueda, y muchos colombianos no colaboran con esa ley, no les interesa la salud del prójimo, no entienden el problema tan grande que vivimos, y así de esa forma exponen la vida de los demás, todo por no confinarse cuando son sospechosos o positivos para COVID, solo queda en su conciencia, pero para el país quedan como los irresponsable que siguen contribuyendo a que esta pandemia siga cobrando muertos y que Barranquilla siga siendo la Wuhan Colombiana.
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