Vivíamos en un mundo desenfrenado, un
mundo hecho a nuestra medida. Nuestra realidad era la misma, la cotidianidad se
había vuelto nuestro mejor aliado en la zona de confort que muchos habíamos
creado en base a la rutina diaria. Nunca imaginamos que nuestra realidad
pudiese cambiar de un momento a otro, y que tantas libertades y opciones nos
quedaran restringidas de tajo por un maldito virus llamado COVID-19.
Debemos entender que nuestra vida cambió,
la rutina ahora es en la casa para muchos, otros su rutina es seguir buscando
el pan de cada día. Muchos siguen lucrándose de la tragedia humana y
aprovechando la necesidad del prójimo, es nuestra naturaleza como humanos estar mejor que los otros a como de lugar, no nos importa la tragedia del otro.
Hasta hace unas semanas, la rutina
consistía en llevar diariamente a los niños al colegio, ir luego a la oficina a
trabajar y esperar que fueran el mediodía para recoger nuevamente al niño,
llegar a la casa almorzar, salir de nuevo a la oficina y esperar que el reloj
marcara pronto la hora de salida... Muchos vivíamos como autómatas...Nunca
imaginamos extrañar la interacción con otras personas diariamente para poder
vivir... Nunca pensamos en como los maestros se ganan la vida educando a
nuestros hijos en el jardín y el colegio, jamás pasó por la cabeza de alguno
que los fines de semana saliendo a comer helado en un centro comercial con la
familia los íbamos a extrañar. O que pensar de no visitar a nuestros seres
queridos, jamás eso paso por nuestra mente.
Cerraron los cines, gimnasios,
restaurantes, centros comerciales, se cancelaron los vuelos internacionales (lo
hizo Duque quizás muy tarde). De nada le sirve hoy al que tiene la camioneta más
ostentosa, o quien más dinero posea, total está encerrado, no imaginábamos una
vida sin lujos o sin diversión, hoy imaginamos tener la vida con salud.
Hoy muchos buscan desesperadamente
aislarse lo que más puedan, limitar el contacto social es clave para frenar la
enfermedad, muchos están estresados, ansiosos, quieren que este mal sueño
termine pronto, y no sabemos cuándo será, lo que si tenemos claro es que el
mundo seguirá igual aunque la vida nos haya cambiado, y que solo depende de nuestra actitud hacia lo que podemos cambiar, lo demás no lo
controlamos. Muchos quizás el mismo encierro y estrés le ocasionaran otras
enfermedades. Pensar que esto apenas comienza y que vamos a la ley del sálvese
quien pueda en lo que el gobierno ha determinado aislamiento inteligente, en
donde seguirán cerradas y restringidas muchas de nuestras actividades sociales, quizás en un tiempo mínimo de un año…
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