Hace un par de años en
pleno gobierno de Iván Duque y pasando por una pandemia, el país pedía a gritos
un cambio de rumbo, un giro de 180 grados que sacara del poder a los que por
siempre habían gobernado, es así como en las elecciones del año 2022, pasaron a
la segunda vuelta dos personas que rompían el molde de lo tradicional, por un
lado el político de izquierda que se hizo su fama con las denuncias por el
paramilitarismo en la política y que como alcalde de Bogotá fue un pésimo
administrador y por otro lado el outsider Rodolfo Hernández, quien decía que
luchaba contra la corrupción y de eso hizo su bandera, para luego terminar
encarcelado por corrupto, cosas que solo pasan en Colombia.
Un político de izquierda quien
por primera vez en más de 200 años de vida republicana llegaba con opción de
triunfar y lo logró, en una democracia que el mismo Petro y sus amigos por de
bajean, pero que lo llevo al palacio de Nariño. Petro era para muchos un aire
fresco de cambio, una oportunidad que se debían los colombianos, lastimosamente
esa oportunidad cayó en las peores manos, en las manos de un egocéntrico, un
prepotente y radical político de izquierda, quien tiene una visión de país que
se aleja de lo que representa Colombia, tan radical que solo ve cabida a sus
pensamientos y con ello se lleva por delante lo que no se parezca a lo que
sueñan para el país.
En esas épocas electorales,
conversaba con un buen amigo acerca del candidato por el que votaría a las
elecciones presidenciales del año 2022, y recuerdo muy bien que estaba tan
mamado de Duque y lo que representaba en ese momento, que su voto decididamente
seria por el cambio con Petro, y que sabía que podría ser un tiro en el pie, un
tiro quizás más arriba en la rodilla, pero que estaba dispuesto a asumir el
cambio de frente político en la casa de Nariño.
Petro se enfrascó en cambiar
por completo el sistema de Salud de todos los colombianos, sistema que muchos
entendemos debe modificarse y mejorarse, pero no borrarse y hacerse a la imagen
y semejanza de un político como Petro, de ahí que el gobierno utilizara toda su
artillería más dulce en la Cámara de representantes, en donde logró pasar una
reforma que no tiene aval financiero y que no monta un sistema sino muchos
deseos de la izquierda tradicional. En el senado la suerte no fue la misma y le
archivaron la famosa reforma, de ahí que Petro haya disparado al pie de todos
aquellos que le votaron en el 2022 y comenzara desde ya su plan de expropiación
al estilo de su líder favorito Hugo Chávez, interviniendo EPS como Sanitas por
ser de un grupo español y continuando con la EPS en la que el gobierno es socio
y es las más grande, Nueva EPS, Cada día que pasa esperaremos que Petro siga
interviniendo las EPS y terminando de colapsar el sistema de salud, llevándolo
a la quiebra para generar zozobra y caos, buscando quizás la salida que espera
para continuar en el poder, una asamblea constituyente mediante un decreto de
conmoción interior. El sueño de Petro es aplicar la fallida reforma a como de lugar, y parece que una opción es tener el control de las EPS en el gobierno y comenzar con su sueño.
Y si, el tiro no fue en el pie,
quizás llevar a un político como Petro al poder es un tiro en la rodilla, un
tipo que juro sobre piedra que nunca expropiaría o convocaría una constituyente
y que ya hace las dos cosas, un tipo con mala ejecución presupuestal, que no
logra consensos y que tiene al país con la inseguridad por las nubes, un
gobierno que le ha entregado a los actores en armas todas las prebendas
posibles en pos de su llamada paz total, en la que su Comisionado de paz es
capaz de decir que es normal que las disidencias de las farc se organicen
mejor, o que su ministro de defensa diga que es problema de esas disidencias y
no del gobierno, Colombia se pegó un tiro en la rodilla con Petro en la
presidencia y de eso no cabe dudas.
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