Nací en Santa Marta en el año 1984, y hace 17 años llegué a Barranquilla en
donde encontré el mejor vividero del mundo. A la primera guacherna fui con
amigos del trabajo en el año 2007, y vi un gran espectáculo; Un espectáculo muy
hermoso que daba certeza de la fama que tiene el carnaval de Barranquilla. Ese día
vi en el desfile a la novia de Barranquilla, la gran Estercita Forero quien lucía
majestuosa e impecable en el desfile que ella misma se inventó con faroles de
luceros que giran en las noches, no se perdía una guacherna que era un desfile
para vivir y gozar.
Los años han pasado y cada vez que llegaba la guacherna veía como se
deterioraba el espectáculo, la cantidad de comparsas de discotecas con
monocucos se volvió costumbre y todos querían ir en el desfile, no como
espectadores sino como hacedores de la guacherna. Aun así, en ese mismo desfile
la intención de estas personas no era otra que ir a consumir licor y pasear
desde donde les tocaba iniciar hasta la casa del carnaval, donde finaliza el
desfile.
Viene la guacherna tremenda pa' gozar, o venia. El espectáculo año tras año
se ha ido deteriorando, los baches en el desfile son cada vez más evidentes y
largos, algo que no pasaba en épocas de Estercita, los monocucos se han
multiplicado por 1000, la cantidad de comparsas se ha triplicado y el espectáculo
se ha encarecido con el alquiler de sillas a 30.000 pesos según la alcaldía,
aunque muchos las alquilen por encima de ese precio.
El perrateo y vacile que se vive en carnavales y en Barranquilla, hace parte
de la ciudad, de las costumbres, hace parte de la idiosincrasia de esta hermosa
tierra, en donde puedo decir que me quedó. Disfraces originales como el de
Shakira con Pique que claramente muestran el ingenio de quienes entienden la
fiesta como una diversión y un momento de esparcimiento entre tantas malas
noticias. La reina del carnaval acercándose a la gente, los reyes niños en su baile
espectacular con bonitos vestidos, comparsas que relucen entre otras, son el
punto alto de esta fiesta. Por el contrario, los grandes y largos baches que se
presentan que hacen que muchas comparsas deban correr y no bailar, que muchas
carrozas pasen a 100 porque el bache se acrecienta, el alquiler de las sillas
por las nubes como siempre, son el lunar negro de una fiesta que debería ser más
bonita cada año, y que solo queda el recuerdo de Estercita en su carroza
majestuosa en medio de comparsas y mochilas y abarcas tres puntas.
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