Los
llamados Petristas están viviendo horas difíciles y dolorosas, muchos sienten
un leve arrepentimiento, pero no por votar por Petro, no, eso jamás pasara. Los
Petristas son como los uribistas, shakiros, ciego, sordos y mudos. Pero si lo
hacen porque todo lo que criticaron, lo están viviendo con su ídolo político.
Al final, los extremos son parecidos, por no decir iguales. En eso Petro y
Uribe son lo mismo.
Los Petristas criticaron la
mermelada de Uribe, Santos y Duque, hoy tienen ellos una sobredosis de azúcar
con una diabetes crónica. La tarea de juntar a los conservadores, liberarles y
la U de nuevo no fue por coincidencias éticas ni técnicas, ni mucho menos política.
Todo fue gracias a ese dulce sabor a burocracia y feria de puestos para
tener en el mismo sancocho a todos los actores políticos. Es lo que hacen
todos.
Lloraron por los viajes de
Duque, y hoy Petro anda de correría por el mundo al igual que su esposa la y la
señora Francia Márquez. Chillaron por el clientelismo de los de antes, y
tienen que tragarse que la esposa de Petro sea quien ponga funcionarios a dedo
por ser sus amigos.
Hoy el gobierno de Petro, es
capaz de darle un contrato a dedo por 17 billones a un consorcio chino, sigue
enfrascado en la pelea por la construcción del Metro en Bogotá, y todo por el
ego de acabar con el metro propuesto por Peñalosa. En campaña los petristes y
Petro hablaban de los aviones de guerra de Duque, hoy Petro siendo gobierno
debe enfrentar la compra de estos. Criticaban tanto a los ñoños y los
mussa que terminaron siendo amigos para colocar gobernadores prontamente en Córdoba
y Sucre.
Los petristes son capaces de
justificar el nombramiento de amigos sin experiencia en las embajadas, con la
vieja nota de que todos lo hacen.
Y por si fuera poco se tienen
qué aguantar a horribles figuras dentro de su movimiento, como Roy Barreras,
Armando Benedetti y el cura hoyos. Hoy día, ser petriste puede resultar ser una
persona triste o muy obesa con tanto sapo que deben tragar para justificar el
supuesto cambio. Como todo en la izquierda, es igual a la derecha y de cambio
solo el bolsillo, asi como pasó en Santa Marta hace 12 años, en donde el
emperador supo aprovechar el odio a los de antes para reinar en una ciudad que
se carcome cada día más.
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