El
mejor movilizador y catalizador para mover a los pueblos es el miedo. Eso lo
saben y conocen al detalle los señores del mal llamado centro democrático,
quienes han perfeccionado el discurso del miedo a ser Venezuela, y al llamado
castrochavismo, modelo que solo existe en la cabeza de ellos y quienes repiten
como loros que es mejor ser parte de la finca de Uribe.
Esta pandemia le vino como anillo a la medida al subpresidente
Duque, un tipo que en el tiempo que llevaba su gobierno se había dedicado a
aprender, como lo llamaba la revista Semana, da igual, no se podía esperar más
de quien no tiene mayor mérito para ser presidente de la republica que ser el
elegido por Uribe. El 21 de Noviembre de 2019, el país despertó del letargo en
el que vivíamos, a partir de ese momento comenzamos a vivir una nueva
anormalidad, la gente salió a la calle, le gritó a Duque y a Uribe que son el
mismo cuento, que estábamos mamados de su gobierno de aprendizaje y sin rumbo,
ese día el país vivió una jornada que terminó en miedo por la noche, en Bogotá
y otras ciudades se impusieron toques de queda, con la excusa del miedo al
saqueo de vándalos que existían en las redes sociales y en las cadenas de WhatsApp.
Ese miedo que movilizó a muchos en Bogotá y Cali a no dormir y salir con bates
y tablas a "cuidar la casa", al final no pasó nada, solo quedo en el
terrorismo que fue capaz de manchar la manifestación más grande que Colombia le
haya hecho a gobierno alguno, eso no se olvida, o por lo menos yo no lo olvido.
Justo cuando seguían los estudiantes marchando por mejores
condiciones, por un país mejor para todos, y el gobierno de Duque se sintió
contra las cuerdas, le aparece la pandemia del coronavirus, le aparece en
bandeja de plata gobernar por decreto y conseguir con mermelada debajo de
cuerda, los apoyos de aquellos politiqueros que antes fueron aliados de Santos,
de Uribe y hasta de Pastrana. Es el mal de este país, la falta de memoria política.
Le llega el momento de cerrar el país, la economía se va al piso, ya no por
culpa de su ineptitud, ya el país no está en la debacle por él, sino por el
COVID, y aprovecha lo que mejor sabe hacer el gracioso subpresidente, saca
adelante sus dotes de presentador de televisión, en casi 6 meses de pandemia,
el subpresidente sigue robando show a las 6 de la tarde, y parece a jota Mario
o a pacheco en sus mejores épocas, le va mejor como presentador que como
presidente, al fin encontró la razón de ser presidente, era tener un
programa.
Hoy que el gobierno y el mal llamado centro democrático lograron
convertir el congreso en su mejor aliado, que tienen fiscal de bolsillo y se
aprestan a asumir con procuradora de bolsillo a partir del 1 de Enero de 2020, felicitaciones a los uribistas, la tormenta perfecta para que seamos parecidos a Venezuela, mientra tanto ellos siguen diciendo que vivimos en una dictadura de la justicia, y en una persecución
a su líder que está preso y quien por todas las formas trata de hacer
triquiñuelas para evadir a su juez natural, sabe el tipo cómo funciona el
negocio, pero sobre todo sabe que mientras el país viva con miedo él y sus
amigos seguirán robando, desangrando y jodiendo a este país.