Hace
unos días el abogado Miguel Martínez, más conocido como el Mono Martínez,
recibió la notificación que hace semanas estaba esperando. Era la notificación
para asistir a la audiencia en la que se leería el fallo a la solicitud de
revocatoria de la inscripción de tres alfiles del movimiento fuerza ciudadana.
El Mono debía asistir a la ciudad de Bogotá y fiel a su irreverencia y a su espíritu
libre, pidió por sus redes sociales apoyo para costearse los gastos de
traslado, para eso puso a voluntad de aquellos que quisieran apoyar su
intervención en la sala del CNE en Bogotá un nequi donde recibía donaciones.
El Mono, ha logrado mucho más
de lo que muchos políticos de antes han podido ante el caicedismo, han caído
derrotados personajes como Juan Carlos Palacio, quien fuera el rival de Virna Johnson
en las elecciones anteriores y quien termino sucumbiendo ante las mieles
naranjas y a los Excel donde se reportan los amigos del cambio a cambio de
contratos. El Mono, ha resistido los ataques del circo naranja, lo han llamado
loco y payaso, y quizás ante su elocuencia de salir en kayaks por los ríos que
se forman cuando llueve o por tapar con antifaces las vallas de fuerza
ciudadana, no es tomado en serio por Caicedo y su corte. Esta semana, el Mono
les ha dado una muenda tremenda, una derrota a la prepotencia del gober, de
querer pasar por la faja la ley, sabiendo con un maletín con millones de
razones podría torcer a su favor a políticos que ejercen como magistrados.
A Caicedo no le importó que sus
alfiles al concejo, como lo son Efraín Vargas y El pato Robles, se inscribieran
por su movimiento naranja, aun sabiendo que no lo podían hacer, para él eso era
una nimiedad. Como tampoco le importó que su hermana estaba inhabilitada porque
él y su otra medio hermana son ordenadores del gasto en la ciudad, la ley es
clara, pero uno de los tantos problemas de aquellos que se creen dioses en la
tierra es pensar que están por encima de la ley, como en su momento otros
tiranos lo han hecho. Practica fielmente el manual del tirano, buscan un
enemigo, lo hacen grande y luego se venden como el David que derrota al Goliat,
como un cambio de poder que, si fue tal, pero que termino siendo peor para los
intereses de la ciudad y el departamento.
En las últimas semanas se han
dedicado a gastar y derrochar dineros con orquestas y conjuntos vallenatos para
tratar de vender la falsa idea de que la ciudad o el departamento han cambiado,
cuando en realidad no son más que lo mismo que hacían los de antes, en una
ciudad y un departamento que compite con indicadores del Chocó y la Guajira
como los más pobres y los menos educados. Posan de cambio y tienen una
maquinaria que aceitan con contratos cada tres meses para los que se portan
bien y hacen el trabajo en las redes sociales.
Pocos valientes en Santa Marta se atreven a quedarse por fuera de la bolsa de empleo y contratación que ha montado Caicedo, hay que aplaudirlos, a Polo Diazgranados y al Mono Martinez.
El Mono les ha demostrado que
no es el payaso que ellos creen, o tal vez en su valentía en la que solo ha
denunciado las porquerías del circo, es una persona por la cual el pueblo
samario debería darle el voto de confianza al concejo de la ciudad, un concejo
vendido y arrodillado que es capaz de endeudar a la ciudad con más de 1,6
billones de pesos para tratar lo que llaman la solución definitiva del agua, en
un contrato que luce leonino para la ciudad pero bello para los intereses del
dueño del clan Caicedo, el clan que reemplazo a los de antes y que se apresta a
tener 16 años de poder en la ciudad y 8 en el departamento, no hay unidad en
contra y eso lo hace el rey. Por lo pronto viejo Mono, que Santa Marta te
premie con el voto al concejo, y con ese NEQUI a reventar, que suene el himno
de Santa Marta, lo único que no han podido colocar de color naranja en el circo
del gober.
Santa Marta, tienes la oportunidad de cambiar el
cambio. No la desaproveches, ahí tienes al Cura o a Lastra. Ojalá que se dé un
cambio de aires y de nuevos ricos que llevan 12 años viviendo del erario,
viviendo sabroso como le gusta a la izquierda.
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