En Colombia no nos sorprende que
cada cuanto que se realice un atentado o asesinato a nivel internacional en el
vecindario estén involucrados delincuentes colombianos, es algo que se ha
vuelto normal y natural que los mejores trabajos en términos de bandidos y delincuentes
lo ejecuten bandas organizadas de nuestro país y contratadas por que como dice
la esposa del asesinado excandidato presidencial en Ecuador Fernando
Villavicencio, hacen un trabajo limpio.
Hace apenas dos años nos
sorprendió el asesinato del presidente de Haití, en su residencia en puerto príncipe
por parte de un grupo de mercenarios exmilitares colombianos, suboficiales y
soldados retirados que saben muy bien cómo es eso de asesinar, fueron
entrenados en guerra de guerrillas y han vivido una guerra cruel en un país
como el nuestro que cada día es más un estado fallido. A estos mercenarios los
contrataron desde miami para asesinar al que era presidente en ese momento, y
lograron su cometido, pero fueron tan ingenuos a la vez que cayeron presos y
viven una condena merecida como debe ser, por bandidos.
Luego llegó el asesinato del
fiscal Bacci en Barú, en un resort soñado y promocionado en toda América como
uno de los lugares más hermosos para visitar en nuestro país, hasta ese Decamerón
Barú llegaron los asesinos en motos acuáticas como sacado de película para
asesinar a un poderoso fiscal que vino a pasar su luna de miel y que cayó en la
ingenuidad de andar sin escoltas en un país tan violento como el nuestro.
Lo más reciente, el asesinato
de un candidato presidencial en el vecino país del Ecuador. Un candidato que
dedicó su vida a denunciar la corrupción y quien no tuvo miedo de entregar su
vida por algo que siempre creyó, ir en contra de políticos mafiosos y
corruptos, esos que abundan en nuestro país y en el Ecuador. Fernando
Villavicencio, sabía que lo querían matar, tenía demasiados enemigos, desde el expresidente
Correa, pasando por la senadora colombiana Piedad Córdoba con quienes tuvo
enfrentamientos a través de las redes sociales. Los capturados otra vez,
terminan siendo colombianos, bandidos, mercenarios, delincuentes que colocan el
nombre del país en la palestra publica, pero no por lo bueno que hacen sino por
lo malo. La seguridad de Villavicencio cayó en la ingenuidad de montarlo
en un vehículo sin blindaje, muy raro y extraño todo en pleno siglo XXI y con
antecedentes mundiales.
Lo conocen quienes quieren
cometer un asesinato a gran escala, la herencia de las mafias de Pablo Escobar
ha sido dejarle el lastre al país de tener asesinos a sueldo, saben que en
Colombia encuentran ese tipo de bandidos, los Castaño como paracos, el cartel
de Cali, y las guerrillas son un lastre muy jodido para un país que mueve mucho
dinero y mucho poder en pocas familias y que termina siendo un estado fallido
en manos de quien lo gobierne.
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