Era
el 5 de septiembre de 1993 y la selección Colombia lograba una de las
hazañas del futbol colombiano más recordadas, goleaba a la Argentina que venía
de ser campeona del mundo en México 86 y subcampeona en Italia 90. En el minuto
86, Diego Simeone mediocampista de la selección argentina y actual entrenador
del Atlético de Madrid fue a disputar en el aire un balón dividido con "El
Tren" y, malintencionado, descargó un codazo de roja directa. El delantero
colombiano cayó con la boca ensangrentada. Le había roto el labio inferior y,
aun cuando los jugadores Luis Carlos Perea y Wilson Pérez fueron a apretar al
árbitro Ernesto Filippi, "Barrabás" Gómez, viejo zorro, se fue a
hablarle al oído al juez y le soltó una frase histórica:
"No lo vaya a echar, señor juez. No
lo vaya a sacar del partido, porque después dicen que les ganamos porque tenían
solo diez. No nos vaya a hacer eso". El árbitro uruguayo, tal vez con la
celeste puesta, tal vez en nombre de todos los suramericanos que han padecido
la arrogancia argentina, respondió como si fuera un juego de barrio: "No
lo echo, pero háganles otro gol a esos hijos de puta".
Esa historia del futbol se acerca mucho a
la realidad de la ciudad de Santa Marta, la que ha tenido que padecer a los de
antes y a los de ahora por más de 10 años con un discurso que siempre endilga a
los de antes todo lo malo de la ciudad y todo lo bueno se lleva el crédito
naranja. El ESSMAR la empresa que crearon desde el movimiento naranja con el
objetivo de tener total control de los servicios públicos en la ciudad de
Bastidas, es una empresa en quiebra. Y aunque la alcaldesa justifique que son
unidades de negocios las que hay en el ESSMAR, en el global la empresa está
quebrada. Y eso ha hecho que el gobierno decida intervenirla, razones técnicas
y financieras ya las expuso la superintendencia en los comunicados que
generaron, pese a eso, la alcaldesa y el gobernador se han dedicado a decir que
todo es politiquería, como si los samarios después de 10 años de gobiernos
naranja estar sin agua es politiquería, sí, pero de ellos. A pesar de que la
Alcaldía y la Gobernación quieran llevar esta situación al plano político, la
realidad es que los distintos informes y resoluciones de varios entes
(Procuraduría Santa Marta, Superintendencia Servicios Públicos Domiciliarios,
Ministerio de Vivienda) dan cuenta del delicado estado de Essmar. A este paso
la empresa no podrá hacer frente a sus obligaciones, en algunos barrios de
Santa Marta ofrece un servicio no apto para el consumo humano y no hay un plan
para cambiar los problemas estructurales de bombeo y tratamiento de agua en la
ciudad. Todo bien documentado y justificado.
10 años después la ciudad sigue sin agua,
en estos momentos la empresa gasta más de $13,000 millones en proveer a los
samarios con agua a través de carro tanques, un método anticuado, poco
eficiente y muy costoso. El mayor beneficiario de eso es Óscar Soto, dueño de
Viajeros SA e hijo de un ex narco. De enero de 2019 a abril de 2021, Essmar
firmó más de 39,000 millones. Y así como va es una empresa totalmente en
quiebra, la cual requiere de capitalización por parte de la alcaldía, dinero
que al final pagan los samarios, poco o nada le importa al comité naranja,
total a Caicedo no le pidieron agua, le pidieron un estadio que nunca terminaron.
Según Caicedo y su secretaria la solución
ya venía en camino, pero la intervención
del gobierno con fines politiqueros hará que esta demore más, es decir, Santa
Marta va perdiendo cinco a cero, pero en este caso el árbitro decidió expulsar
a Simeone, o mejor decidió quitarle la joya de la corona a Caicedo y su grupo político
para dárselo a los antes según Caicedo, ya por eso no tendrán agua en Santa
Marta. Hay derrotas que se debe aceptar con gallardía, en este momento es mejor
decir como diría el árbitro uruguayo, hágale otro gol a esos hijos de pu...
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