Un borracho al volante es como una persona que anda por la calle sin
vacunarse contra el COVID-19, así de ese tamaño puede resultar la
irresponsabilidad de ambos. El borracho es consciente de que manejar con los
efectos del alcohol le inhibe muchas cosas y por tanto es un peligro en la
calle, el que no se ha vacunado y se va a un restaurante o a un salón cerrado
es un peligro para él y para quienes le acompañan o lastimosamente para quienes
ni lo conocen.
Por primera vez desde que empezó el plan de vacunación en Colombia se
tiene un alto inventario de vacunas en el gobierno, atrás quedó ese fatídico
mes de Agosto en el que la gente iba por vacunas y tenían que devolverlos, hoy
el país cuenta con más de 17 millones de dosis en las neveras, esperando a
quienes aún tienen recelos o temores de vacunarse vayan por su biológico y se
lo apliquen. No hay excusas médicas para no hacerlo, las excusas van más por
las creencias religiosas e ignorantes de muchos que piensan en el daño que una
vacuna les va hacer a su cuerpo.
Muchos errores se han cometido de parte del gobierno en el proceso de
vacunar, errores que han querido enmendar cambiando el tiempo de aplicación de
las segundas dosis de Moderna y Pfizer. Esto sumado a las donaciones del
gobierno americano hizo creer al gobierno que podía acelerar y no fue así, el
resultado; se perdió el impulso y el vigor con el que se venía trabajando. A
tal punto que le tocó recurrir a abrir el grupo poblacional de 3 a 11 años con
Sinovac, medida interesante que utiliza para aumentar el cubrimiento de una
meta que cada vez se hace más difícil.
El gobierno entendió por fin que el grueso de la población que deseaba
vacunarse ya lo hizo, ahora con medidas restrictivas busca estimular a aquellos
que aún siguen rechazando vacunarse, personas que aún creen que el virus no
existe o que tal vez la vacuna no ayuda, las cifras actuales del mundo dicen lo
contrario, y que la vacuna es precisamente la salida a este problema. Debemos
entender que solo estaremos seguros en la medida que todos estemos vacunados.
Cero excusas a esos negacionistas, cero excusas, las vacunas están y hay que ir
por ellas. Por eso el gobierno firmó el decreto que regula el ingreso a sitios públicos
de afluencia masiva, en el cual se debe ingresar con el carnet de vacunación
con esquema completo a partir de diciembre, como debe ser.
El problema en un país como Colombia es cómo cumplir la ley, en nuestro país
hecha la ley, hecha la trampa. Muchos al exigirle el carnet prefieren
falsificarlo, otros pasarle un billetico al dueño del establecimiento para que
los dejen entrar, y otros dueños de establecimientos seguro realizarán áreas
para no vacunados. Somos Colombia, el país en el que con la ignorancia se prefiere
pagar $25.000 a ir por las vacunas que son gratis. Cero excusas a la gente, hay
que aportar y tal como dice el ministro de salud: "Otra enseñanza de la
pandemia: los derechos del individuo terminan cuando empiezan a afectar los
derechos de los demás. Mi autodeterminación no puede interferir el derecho
colectivo a la salud. "
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