Hace
algunos meses en plena cuarentena nacional nos inventábamos la forma de
celebración virtual, herramientas como Zoom, Hangout y TEAMS se hicieron parte
de nuestro día a día, o mejor de nuestras celebraciones virtuales con el fin de
evitar la propagación del COVID, todos estábamos encerrados por orden del
subpresidente Duque, es la única forma en la que el colombiano entienda que se
debe cuidar, cuando es obligatorio estar en casa, de resto nuestra cultura,
nuestra inteligencia y nuestro ADN nos va pedir hacer lo que nos dé la gana, más
cuando la gente decía estar cansada del encierro y que solo veía la hora de que
levantaran la cuarentena de más de 45 excepciones que montó el subpresi.
Hoy muchos se masturban mentalmente con los protocolos de bioseguridad, creen que el termómetro infrarrojo en las entradas de los locales y centros comerciales, el tapete limpiador de zapatos, muchas veces seco son la solución al problema del COVID evitan el contagio, cuando solo hacen parte de eso que el gobierno necesita para que la economica siga operando.
Para muchos el encierro solo ha logrado sacar lo peor que tenían guardado, el
desenfreno es total, eso que no se hizo en el encierro es hoy parte fundamental
del aumento de contagios, aglomeraciones por todos lados, largas filas para
entrar a una playa (una vaina loca), filas para comprar ropa, y sobre todo
gente haciendo las llamadas COVID fiestas y puty fiestas, de ahí viene al
repunte y aumento descomunal en los casos de la enfermedad. Muchas de
estas personas son los primeros en decir que sus hijos no vuelven a la escuela,
también son los primeros en decir que toca salir y vivir, y son los primeros
que andan en restaurantes como si nada, creyendo en protocolos que solo existen
en el falso imaginario del país del subpresidente Duque.
En Santa Marta han cerrado en
las últimas semanas algunos lugares donde se desarrollan estas Puty fiestas,
lugares en los cuales muchos desadaptados mentales terminan la faena de la
rumba, en medio de música electrónica, drogas y licor, fiestas que comienzan en
altas horas de la noche, entrada la madrugada y que van hasta las 10 y 11 de la
mañana del día siguiente. De esos lugares todavía muchos siguen funcionando en
Taganga, Bonda y lugares que creen apartados de la sociedad, en muchos casos
estas fiestas siguen con la complacencia de la autoridad, ya que muchas veces
se llama a la policía y esta hace caso omiso a los llamados.
La gente no aprendió nada de la
pandemia, sigue pensando que celebrar y beber alcohol con los amigos y personas
que no viven en su entorno es el camino actual, cuanta gente ha enfermado por
eso. Cuanta gente sigue muriendo en las clínicas diariamente, cuántas unidades
de UCI creen que hacen falta para seguir llenándolas? No importa a los
muchachos de hoy salir a fiestar, salir a ver que se hace, no les importa sus
papas o familiares que han dejado en la casa, la gente en su locura cree que
tomando Ivermectina cada 20 días nunca se van a contagiar, desconocen el daño
tan grande que se están haciendo a nivel hepático. Pero son los mismos que
creen que el termómetro del centro comercial es un protocolo de bioseguridad.
Ni que hablar de médicos que hacen la gran parranda para celebrar el
cumpleaños, todo porque tiene el dinero y con qué, no les importa realmente que
sus colegas se sigan moliendo y muriendo en el primer frente de batalla, lo que
importa es el saludo vallenato.
Mientras tanto seguirán a lo suyo en sus COVID fiesta, otros en sus puty fiestas con mucho trance y mucho desenfreno, al final de esta pandemia no hemos aprendido nada. De los mismos creadores del COVID es un negocio hoy tenemos los que dicen que la vacuna los va dejar estériles o que la vacuna está introduciendo un chip a la gente. Es Colombia, es nuestro ADN que deriva de lo peor que nos colonizó, la escoria española que trajo Cristóbal Colon hace más de 500 años.
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