El pico actual que está viviendo
Colombia es una realidad dura y cruda, estamos en los peores números desde que
inicio la pandemia y desde aquel mes de marzo cuando el subpresidente Duque nos
mandó a encerrar con apenas 70 casos de enfermos por COVID en todo el país.
Hoy cuando la cifra está próxima a los dos millones, se tienen más de 100 mil
casos activos y se cuentan más de 44 mil muertos, el subpresidente aferrado a
su programa de televisión nos envía el mensaje de que la situación es debido a
un fatídico diciembre, en el que la gente se dedicó a festejar y olvidó el
primer mandamiento para el manejo de la pandemia, el distanciamiento social.
Olvida el subpresi que los centros comerciales, restaurantes, aviones, y viajes
fueron consecuencia también del mal manejo que le dío el gobierno en donde prevaleció
la economía en vez de la salud.
Hoy muchas ciudades se
encuentran en medidas restrictivas, Bogotá pasó de nuevo a una pequeña
cuarentena que no creo que alivie mucho, pero de algo sirve. Medellín, Cali,
Norte de Santander, Cartagena, Tolima, Nariño viven horas crueles, horas
oscuras. En Barranquilla el alcalde Pumarejo, supone uno, presionado por los
poderes económicos no toma acciones concretas, esperara a ver qué pasa, tiene todavía
un margen de acción ya que las UCI aun le dan chance de tener el comercio
vivito y coleando, olvida Pumarejo la forma de ser del colombiano y más del
costeño, en la que mientras no se le restrinjan actividades, todo es permitido.
Es así como en la ciudad muchos siguen de rumba, otros planean fiestas, que
carajos, olvidan el distanciamiento, el tapabocas con los amigos no importa, y
siguen en ese diciembre que el subpresidente culpa del momento actual.
La gente en general está
cansada, cansada de que le restrinjan la vida, y es así como sueltan frases
diciendo que pase lo que tenga que pasar, que ya tienen la ivermectina o el dióxido
de cloro para hacerle frente al embate que supone una enfermedad desconocida,
traicionera y mortal. Otros piensan que todo ha sido una conspiración mundial,
que Donald Trump si la tenía clara y era el único que se atrevía a cantarle la
tabla a los chinos, realmente hace falta mucha educación y lectura para
comentar esto sin sonrojarse, es lo que hay en Colombia. Entran en ese grupo los que hablan de una vacuna para reducir la población mundial o de modificar el ADN humano para introducir un chip que maneje el cerebro de aquel que se la coloque.
El subpresi seguirá en lo suyo,
un programa de televisión tal como lo soñó y que seguro podrá continuar luego
en RCN o en la revista Semana de Vicky Dávila, poco importa la cantidad de
colombianos muriendo diariamente, el país no puede volver a parar, Duque un
gobernante que no gobierna no tiene permitido hacer lo que no le indiquen, es así,
y por eso votaron 10 millones de Polombianos hace más de dos años cuando no queríamos
ser Venezuela. Claro que son las consecuencias de diciembre, ese mes en el que
la gente se dedicó a viajar, festejar como si fuera la última vez, pero también
se dedicó a comprar cosas que olvida no sirven para más que tener el ropero
lleno.
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