No conocía el estadio Sierra Nevada de Santa Marta, el que ahora
es el hogar del ciclón, un estadio hecho lejos de la ciudad, y de difícil
acceso. En la ciudad no hay transporte público que lo lleve al estadio a quien
vive la pasión del fútbol, sobre todo la pasión llamada Unión Magdalena.
Hay que vivir la pasión del
fútbol y que mejor que en el estadio, el equipo amado está en una situación muy
difícil, situación a la que llegó sin tener que hacerlo. Un equipo que vivió 13
años en la B, categoría difícil en donde se vive y se come polvo, allá estuvo
el equipo por sus malos manejos, administrado por quien dice que el equipo del
que es dueño es un equipo mediocre, y llama a su gran estrella un jugador
mediocre... Hágame el favor, el jugador franquicia del Unión, el referente, el
mejor deportista de Santa Marta en el 2018 y quien es el goleador, llamado y
vapuleado por quien debe arroparlo. Ese es el dueño del equipo, ese al que no
le importa, capaz de hacer que el técnico no lo lleve a un partido
trascendental y al otro solo juegue en el segundo tiempo, regalando 45 minutos
a un rival.
Vivir el sentimiento llamado Unión
Magdalena no tiene descripción, no es fácil decir que toda la vida he sido
hincha de un equipo que no gana nada, y que para colmo toma decisiones que lo
perjudican, un equipo que muchos creían desaparecido, pero ese sentimiento que
casi es masoquismo, es muy fuerte en muchos. Ese ambiente festivo en el estadio
justo cuando el equipo esta ad portas de volver al infierno, no tiene forma de
describirlo, el día que el unión volvió a ganar después de un mes y siete
fechas sin conocer el triunfo, la gente en el estadio animaba, el Unión jugó
con la necesidad de ganar frente a un equipo que venía a la ciudad a especular
y tratar de hacer lo suyo.
Cuesta y de qué forma, que el
equipo amado llegue al gol, de esa máquina demoledora del año pasado no queda
sino un bonito recuerdo, de aquel equipo que entro a los ocho lejos del
descenso no queda mucho, lo que se ve ahora es amor, corren, le meten y el peso
de llevar esa carga o golero llamado B en las espaldas cuesta y mucho.
De ese día quedara el gran
partido de Lucas Sotero, jugador de talento y clase, que fue despreciado por
Sarmiento, técnico que nunca supo a que jugaba ni como jugaban sus jugadores, a
tal punto de desperdiciar al mejor defensa central de la liga I colocándolo
como mediocampista. Ni que decir del caballo Márquez, jugador franquicia, es el
mejor jugador de lejos del equipo, aun en una pierna en el Unión no hay otro delantero
que imprima y ejerza lo que hace Márquez. Es como si el Barcelona dejara en la
banca a Messi, el caballo guardando las proporciones es nuestro referente.
Este sentimiento llamado Unión
Magdalena, sentimiento que nos hace gritar hasta más no poder en un estadio
vacio, la hinchada de radio no asiste, no sienten lo mismo que siento yo, el
futbol no se vive igual por Televisión. Hay que vivir la pasión, hay que ser
capaz de aguantar a los chirretes acosando a la entrada del estadio, y
tener que salir en una moto taxi del estadio, eso es querer al equipo, aguantar y
vivir el futbol en paz con esta pasión llamada Unión Magdalena. Me fui tranquilo del estadio sabiendo que siempre que aliento con amor desde la tribuna el Unión gana.
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