Prevaleció en Colombia el concepto de
votar por quien dijeron los cantantes vallenatos, poncho y silvestre que el
país soñado por los intelectuales. Ganó Duque, cuyo único mérito para ser
famoso había sido aparecer en un vídeo en el que Álvaro Uribe le robaba los
platanitos en el congreso.
Supero Poncho Zuleta a
personajes como Rodolfo llinas, En los vidrios de los carros en la costa no
falto el que tenía como mensaje que votaba por el que Poncho Zuleta dijera, tal
como ocurrió.
Todo el tiempo invertido por el
genio Uribe dio frutos, convenció al 39% del país de que si no votaban por
Duque, Colombia seria Venezuela. No podíamos esperar menos de un país que salió
emberracado a votar No en el plebiscito, es la democracia así algunos no
nos guste. Lo que no debería prevalecer son las ideas del miedo que tanto daño
le hacen al país, generar miedos para vender seguridad, en eso son
especialistas en el centro democrático. En este país en el que los famosos
toman partido de acuerdo a sus intereses, así es como Poncho Zuleta o Silvestre
Dangond se atreven a sugerir que se debía votar por el candidato de Uribe, ese país
en el que los dos artistas viven, en el caso de Poncho un hacendado en el
Cesar, con tierras y ganado, uno entendería que su situación económica lo ponga
en esa orilla política, o en el caso de Silvestre quien paso de proclamarse
Chavista a ser un soldado más de la causa Uribista, y al mejor estilo de un dúo
a voces cantaba su éxito materialista con Iván Duque en la casa de Dangond en
el Valle.
Esos mismos artistas que han
hecho dinero con su trabajo como cantantes, y que viven situaciones económicas
diferentes a la de la mayoría de sus seguidores, esos seguidores que se ganan
el pan con el sudor de la frente, muchos a pleno sol y que ven en los referentes su guía para
elegir.
Es esta Colombia, la de
Silvestre y Poncho, la que prefiere la música a la literatura, la que no
observa a su alrededor, la que no analiza los programas de gobierno de los
candidatos, la misma que lleva en la sangre el ADN que no se pasa a un
exguerrillero pero que convive con un corrupto que se roba la plata de la
educación, y sin pudor dicen que prefieren a los paramilitares que a la
guerrilla. Esa linda Colombia, ese país de Poncho, ese país soñado por Uribe en
el que su religión sectaria domine, en la que pueda vencer las barreras que la
democracia la ha puesto para seguir en el poder, porque si no llega al poder lo
más seguro es que pueda ir a la cárcel, ese país que empiezan a recuperar con
los miedos que generaron y vendieron y que muchos compraron, cual materialistas,
e interesados, porque se dieron cuenta que es mejor el estatus Quo antes que generar
un cambio.