Lo sucedido en las últimas semanas en Santa Marta y Barranquilla, más
que sorprender dejan la sensación de temor hasta mas no poder, temor infundado
por las llamadas bandas criminales, que no son más que el rencauche de los mal
desmovilizados paramilitares por el gobierno de Álvaro Uribe.
En la calle se siente, se vive, se escucha la desazón que tiene la gente
del común, incluso de llegar a pedir que vuelva Uribe a la presidencia o
en su defecto alguien que represente su mano dura y corazón grande que tanto vendió
y logro hacer famoso, acallando a todo aquel que no estuviera de acuerdo con su
proceder.
No es fácil entender que en ciudades capitales se viva en medio del
temor, ese temor que se trasladó de las áreas rurales a las ciudades, donde
cada vez más se nota el andamiaje paramilitar con extorsiones, asesinatos
selectivos, represalias, atracos callejeros. Todo esto que no es nuevo, pero
que ha sufrido un recrudecimiento en el último lustro.
Esta semana que paso, nos tocó escuchar que fue asesinado un policía en
altos del yucal en Santa Marta, cuando se enfrentó con los bandidos de una
banda criminal que buscan atemorizar para que las personas accedan al pago de
sus extorsiones, esas extorsiones que provienen de las cárceles y que le
aplican a todo aquel que pueda tener alguito que quitarle, para esos flojos
miserables que Uribe saco del monte, trajo a las ciudades y algunos que metió a
las cárceles, pero como no saben hacer nada, se dedican a buscar de que vivir a
costillas de los demás.
En Barranquilla mientras tanto, la cosa no fue menor, atentado
nuevamente contra los choferes de SOBUSA y contra las boliteras de Uniapuestas,
empresas que se niegan al pago de extorsiones según la policía y asumen las
consecuencias de los bandidos, que la toman contra el que nada tiene que ver en
el conflicto, asesinando y amedrentando, con el único objetivo de reinar el
miedo, de sentir terror, o de buscar en quienes no tienen que ver en el
problema.
Asumiendo que el llamado Gran Colombiano regresara al poder, sería bueno
saber si luego de 4 u 8 años más, el país no seguiría igual o peor, o tal vez
esa regresión a las políticas del pasado conlleven a que sigamos creyendo que
el Gran colombiano puede estar en la retina de los incautos por su gran
demagogia y carriel paisa, ese mismo que ayudado por amigos non santos, que están
detenidos por Paramilitarismo, corrupción y demás cochinadas que se ven a
diario, vuelva a hacer sentir en la gente de la calle que el país no está
dominado por los bandidos, porque la percepción general es de temor, de
angustia en muchos casos y desesperación, de pensar que se puede ir por una
calle, sin velas en el entierro y que en cualquier momento se convierte en el
sepelio del que nunca tuvo más que decir que esto se puso peor, y que siente
que reina el temor en las ciudades, y que la solución no pasa por reforzar
seguridad ni trabajar mas en la inteligencia militar, sino que se es más
radical, porque el problema es que al presidente actual esto le quedo grande. O
al menos eso es lo que se dice a voz populi, y se refuerza con el discurso
guerrerista, ese que desembocó en que en nuestro país hoy día, se viva en una época
de miedo, porque esto la verdad está de terror.
Perlas:
- Ansioso por ver regresar al Unión
Magdalena del lugar que nunca debió salir, de esa liga llamada primera división
del futbol colombiano, que aunque su nivel no sea el de las grandes ligas,
es la primera y es donde está la fiesta, allá te quiero ver pronto mi ciclón
bananero, y sé que este lunes daremos el primer paso.
- Que en Santa Marta el alcalde haya decidido oficializar las tarifas de taxi a cinco mil pesos, es un abuso para una ciudad intermedia contar con tarifas tan altas, asi como las tarifas de las "buseticas", buseticas demacradas, latas oxidadas que deben usar los samarios para transportarte, definitivamente Santa Marta no cuenta con soluciones de fondo, solo con favores amistosos.
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