Han pasado las elecciones atípicas con un jugador clave: Carlos Caicedo, el gran ganador de una jornada que nos hubiéramos ahorrado si a su Mini Me, el gran Rafita, no se le hubiera ocurrido apoyar a Miguelina Pacheco en plena campaña en el 2023. Esos doscientos mil millones que le costó a la democracia y al país estaban de más, pero sirven para señalar que Carlos Caicedo sigue siendo el gran elector del Magdalena, un personaje capaz de subir al trono de los ungidos a la persona que le parezca sin mérito alguno, solo por ser la que diga Caicedo.
En la jornada del 23 de noviembre, la abstención estuvo rondando el 70%, el triple de lo que ocurrió en el año 2023 en el departamento cuando el elegido era el Mini Me, remedo de Caicedo, Rafael Martínez. Las elecciones atípicas contaron con cuatro candidatos y la apatía de gran parte del electorado, que ve con malos ojos a Caicedo como el todopoderoso político del Magdalena, dueño de un clan que ya tiene senadora en manos de su hermana y que sigue consolidando un poder a base de burocracia y alianzas políticas con quienes antes criticaba.
Los nuevos amigos de Carlos son, nada más y nada menos, que el exsenador y condenado Eduardo Pulgar, quien fue condenado por tráfico de influencias de servidor público, por cohecho (ofrecimiento de soborno): ofreció doscientos millones de pesos a un juez para que favoreciera a su aliado político. ¡La abstención pasó del 25% al 70% en menos de dos años! Pulgar era criticado por Caicedo cuando no era su amigo o no le ponía votos a su causa. Otro nuevo amigo de Caicedo es el exrepresentante a la Cámara del Magdalena y dueño de un fortín político, Rodrigo Roncallo, quien fue condenado por la Corte Suprema de Justicia por el crimen de concierto para delinquir agravado. Según la Fiscalía, Roncallo habría firmado el llamado Pacto de Chivolo con el jefe paramilitar “Jorge 40” para recibir apoyo de ese grupo armado ilegal en sus aspiraciones políticas. También se le señala por recibir financiación de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) en el Bloque Norte. Y no podemos dejar de mencionar al representante a la Cámara Holmes Echeverría, quien, aun siendo del partido de Uribe, es hoy un gran aliado de Caicedo en la zona bananera, región donde el caicedismo en nombre de Margarita Guerra logró una votación arrasadora frente a sus adversarios.
Como da vueltas la vida, Como da vueltas la vida, como camina el reloj, como da vueltas el mundo, como pasan los segundos, como la gente cambió... Quien denuncia y habla en voz alta en contra de los politiqueros es hoy el mejor amigo con tal de aferrarse al poder, y de qué manera sigue mandando con un triunfo avasallador que incluye en su mix a todo lo que huele a estiércol politiquero en el departamento. Personas que antes no le gustaban, pero que se requieren para mantener en el poder a quien hoy es el dueño del departamento. Desde el 23 de noviembre, el caicedismo es oficialmente un movimiento politiquero como los de antes, aliado con los mismos de siempre y cínico en su actuar, tal como lo ha demostrado la izquierda populista de Caicedo.
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