domingo, mayo 04, 2025

EL Unión Magdalena es un equipo lleno de cadáveres

Todo parecía presagiar que por fin se iban a sumar tres puntos. La gente en el estadio, por primera vez en el torneo, aplaudía y alentaba al Unión: un equipo humilde, pero capaz de llevar público al Sierra Nevada aun ocupando la última posición. En Santa Marta, mucha gente sufre y padece una enfermedad llamada Unión Magdalena. Un equipo que no da alegrías, pero al que nunca se deja de apoyar, al que nunca se deja de ir a ver. Esta fecha parecía ser el día. Entrada gratis para todos. Y aun así, el equipo no pudo sumar de a tres.

Lo que se esperaba como una fiesta en este 2025, con un equipo que jugó y dominó el torneo de ascenso el año anterior, se ha convertido en una tragedia que no termina. Un equipo lleno de jugadores que no sienten la camiseta, que no rinden, y que fueron pedidos y armados por el entonces técnico más querido: Jorge Luis Pinto. Pinto fue el director de la orquesta que subió al equipo a la A, pero también es el responsable —junto a la mirada cómplice de su dueño— de haber armado un equipo desastroso.

Es política de Eduardo Dávila traer jugadores baratos y regalar siempre el primer torneo del año. Lo ha venido haciendo en este equipo que ya parece más un ascensor que una institución de fútbol. Sacar del equipo al argentino más samario del mundo, el motor del mediocampo Agostino Spina; echar al Pecoso Correa, quien era el cerrojo de la defensa; y barrer a jugadores de la casa como Andrés Carreño, Andrés Escobar, Lupín González… No aceptar a Toñito Hinojosa. Decisiones todas que reflejan un equipo sin directiva, sin técnico, sin jugadores… pero que sí tiene hinchada. Una hinchada que, aun en las malas, lo acompaña, aunque ya pasen más de 17 fechas sin conocer la victoria.

José Mercado, del Unión Magdalena, es hoy símbolo de la impotencia de un equipo lleno de cadáveres, jugadores sin sangre en las venas. Todos estaban advertidos de que los chirretes iban a hacer lo que hicieron en el estadio. Se volvió costumbre. Ya habían tardado mucho. Paciencia durante 17 fechas sin ganar. Ni en la peor campaña del "Pradita" Silva en 2022, cuando solo se sumaron once puntos, se vivió algo así. Jorge Luis Pinto subió al Unión a la A, y junto a Eduardo Dávila lo condenaron a volver a la B.

En este equipo no hay en quién confiar. La impotencia se refleja en la displicencia con que un pelado de 16 años, en su debut profesional, regala un balón que termina en gol. O en cómo José Mercado —quien hace unos años era considerado la mayor promesa del club— lanza un puño a un rival sin sentido, sin necesidad. Impotencia e irresponsabilidad combinadas, en un equipo lleno de fantasmas que deambulan por un cementerio, en un andar peligroso del que parece difícil salir.

Eduardo Dávila y su junta directiva son los responsables de regalar dos veces el torneo: primero, respaldando las malas decisiones de Jorge Luis Pinto; y después, trayendo a un técnico que ni siquiera puede dirigir desde la raya durante 12 fechas. Todo un torneo perdido sin sumar, condenando al equipo a buscar la épica en el segundo semestre del año. Algo impensable hace apenas unos meses, cuando todo era alegría.

La imagen del día será la de una señora en las gradas, llorando, frustrada, representando a toda una hinchada dolida. Una hinchada que ve cómo su equipo amado —el de los colores más hermosos del fútbol colombiano— va camino de nuevo al infierno, ese del que es tan difícil salir.



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