Que en la puerta de su casa, asesinen a sangre fría a una niña de 8 años
con su padre, justo en el momento que salían camino al colegio dice mucho de
una sociedad indolente y calculadora. Más de uno, saldrá con el respectivo
comentario de que algo habrá hecho el papá, para que lo asesinen. Pero pregunto
si algo tiene que ver para que en ese hecho infortunio sean cortadas las alas
de una niña que apenas empieza a conocer el mundo.
País de mierda, indolente, insensato, que no entiende que la paz es
necesaria, que matar a sangre fría es un negocio, en el que por 200 mil pesos
se asesina y se acaba con otro ser.
País de mierda, en el olvido y lleno de sentimientos encontrados, por
aquellos que piensan que en la guerra y en las armas esta la solución.
País de mierda, que no le duelen los niños, que se piensa con frialdad a
la hora de hablar, que solo cuando nos toca, entendemos el dolor de los demás.
País de mierda, este que nos tocó, en el que se dice que si se quiere
vivir tranquilo y en paz, Colombia no es el lugar para ello.
País de mierda, en el que prevalece la viveza del otro, sobre la
sensatez, o en el cual más de uno cree y está seguro que la solución es pensar
con la motosierra en el corazón, como alguna vez me dijo un amigo, todos los
colombianos tenemos una motosierra en el alma.
País de mierda, en el que no importa asesinar delante de un niño, o peor
aún, asesinar al niño, porque las balas no tienen ojos, los ojos los tienen los
que fríamente asesinan por dinero o por poder y que no se entiende como se
cortan las esperanzas de un ser que nada tiene que ver con los problemas
ajenos.
SOLO PUEDO DECIR, QUE EN UN PAÍS EN EL QUE SE ASESINA SUS NIÑOS ES UN PAÍS ACABADO.
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