El
gobierno de Gustavo Petro es fiel reflejo de lo que fue la alcaldía de un mal
gobernante en Bogotá, un gobierno que nunca se consolidó y que siempre tuvo
remezones o rotaciones en el gabinete. Este gabinete ministerial de Petro ha
tenido una alta rotación, desde cuando nombró personas con carácter técnico y
que no eran precisamente fieles seguidores de Gustavo, hasta lo que ocurre en
estos días, en donde Petro es capaz de nombrar jefa de la cartera de relaciones
exteriores a una desconocida y poco experimentada Laura Sarabia, famosa la
señora porque utilizaron entre otros métodos el polígrafo justo cuando se
perdieron en su casa unas maletas llenas de billetes verdes.
Laura
Sarabia ha sido fiel a Petro, de aquella secretaria capaz de aguantar y tolerar
al pesado jefe Gustavo en sus peripecias y correrías de campaña, sugerida en
aquel entonces por otro político no santo que anda al lado de Petro, Armando Benedetti,
hasta convertirse en la mujer más poderosa en el palacio de Nariño. Algunos
dicen que Sarabia es la persona vitamina de Gustavo, otros pensamos que Laurita
tiene más de un secreto guardado para que Gustavo sea capaz de tenerla por
encima de todo en los puestos que la ha llevado.
Sarabia,
demuestra que en este país poco importa la meritocracia. Que a Petro si importa
y mucho la lealtad de quienes sean capaces de guardarle secretos y vitaminas
tal vez, de esa chica que llevaba la agenda en campaña, a ser la jefa de
gabinete, luego directora de DAPRE y ahora canciller de Colombia, título que
para los gobiernos de izquierda cualquiera con la lealtad de Sarabia puede
ostentar sin importar el conocimiento de la cartera o tal vez de hacer buenas
relaciones para este loco país.
El
primer canciller de Petro fue un dinosaurio de la política, un dirigente que se
hace llamar conservador, y que siempre fue a fin a las ideas de las FARC, con
quien logró establecer canales de comunicación para realizar diálogos de paz. diálogos
que nunca llegaron a nada más que a fortalecer a los amigos de la izquierda.
En
este gobierno han tenido personajes que son muy blanditos para ministro de
defensa, políticos de toda la vida que se volvieron Petristas y ayudaron a elegirlo
Mauricio Lizcano, ahijado de Uribe, Roy Barreras, quien era de la U, Cambio
Radical y ahora del pacto histórico, poco para hablar del buen consejero y
amigo de parrandas de Petro, Armando Benedetti. Todos los demonios que caben en
un coctel molotov de los que gusta agredir desde la izquierda, pero que en sus
narices solo miran para otro lado y se tragan el sapo.
Un
gobierno que prometió la paz total y nos devolvió a las épocas de Pastrana,
cuando se daban los retenes en carreteras y con un desplazamiento masivo de
personas en el Catatumbo, donde más de 30 mil personas han tenido que salir
huyendo por la falta de presencia del estado. Una zona dominada por el ELN que
se ha hecho más fuerte gracias a las concesiones bridadas por Petro.
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