Hace 11 años inició el llamado cambio en la ciudad de Santa
Marta, un cambio de política según dicen quienes pregonan que todo ahora es
mejor porque no está en la cabeza de los Cotes, Diazgranados y compañía. Ahora
está en manos de Carlos Caicedo, un político caudillista que se ha dedicado a
consolidar su proyecto político al estilo de Gustavo Petro. Caicedo en su
alcaldía llegó de la mano del partido liberal y en parrandas amenizaba junto a
los Cotes y junto a Juan Pablo Diazgranados en los clubes de la ciudad, se
sentía entrando en la elite que tenía santa Marta, luego como todo caudillista
se dio a la tarea de identificar y atacar a su enemigo, las elites de siempre
según él.
Han
pasado 11 años y un poco más desde que Caicedo es el amo y señor de Santa
Marta, sin embargo, al venir a la ciudad y estar unos días es inevitable
comparar con ciudades que realmente cambiaron, Medellín o Barranquilla. La
ciudad no ha cambiado en nada, ver las calles llenas de huecos, la falta de
cultura ciudadana que reina entre sus habitantes, el sistema de transporte de
la mano del llamado SETP no ha servido para mucho, quizás solo para tener un
monumento a la desidia en Gaira, en donde el exalcalde Rafael Martínez
inauguraba el supuesto punto de retorno del sistema de transporte, el cual solo
ha tenido como cambio el color de las busetas, todas azules, quizás dentro de
poco todas naranja.
Caicedo
se ha dedicado a consolidar su movimiento, mueve muy bien sus fichas y el
dinero de la ciudad en las maquinarias que aceita con líderes de barrios. Sin
embargo, en Santa Marta muchas cosas están igual o peor que antes. El sistema
de salud de la ciudad es muy deficiente, la gente que tiene recursos decide irse
a Barranquilla en la mayoría de los casos, las clínicas no son la cara de
mostrar. Conducir un vehículo es más difícil en Santa Marta que en
Barranquilla, las calles llenas de huecos, la falta de cultura ciudadana abunda
con moto taxistas y moteros que no respetan las señales de tránsito, los
escenarios deportivos, pocos que hizo Caicedo con ayuda de Santos para sus
juegos bolivarianos son muy pequeños y muchos están en el olvido. Otros quizás
nunca los terminen, como es el caso del sierra nevada.
Santa Marta es ese pueblo que nunca cambia, porque sus políticos, los de antes y los de ahora no han entendido los pilares del cambio real, los cuales se hacen con base en el crecimiento y desarrollo económico de la ciudad no de pocos, y que ese crecimiento y desarrollo debe jalonar la cultura y educación de sus habitantes, en Santa Marta el único cambio que hemos visto es el de bolsillo, y Caicedo muy sagazmente como Uribe, se reinventa, se la jugó toda por Petro, esperando que Petro lo apoye en su nefasto e incompetente gobierno tanto departamental como local, con una secretaria de alcaldesa y con su estilo déspota y narcisista de gobernar, se muestra ante el país como un líder alternativo, pero localmente ya la gente no le come cuento. Su nuevo cuento es que Duque le bloqueaba todo, lo que no menciona Caicedo es que tiene 11 años en el poder y que Duque solo fue un accidente de 4, en los otros 7 años y en los 4 de Duque el problema es la incompetencia de quien no está por el pueblo si no por sus interese de poder, el hambre de tener un partido para estar en la política y vivir del estado como le gusta a muchos, incluidos los de antes y los de ahora. A Caicedo habrá que aclararle que Petro ganó en el Magdalena no por el, sino a pesar de el.
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