Los
expertos coinciden en que la pandemia ha desencadenado la peor crisis educativa
que hayamos visto en Latinoamérica, el problema no es solo de Colombia. Es un
problema mundial del cual aún desconocemos las consecuencias reales. Nunca
imaginamos que un virus que surgió en la China fuera a arrasar con el mundo
como lo ha hecho. Sin lugar a dudas la enfermedad mental es más aguda en los
niños, el encierro ha destrozado su proceso de crecimiento, y como lo vengo
diciendo ha hecho que le hayamos robado casi dos años de su vida teniéndolos en
el encierro.
Muchos niños han dado
marcha atrás en el uso del lenguaje propio de los bebés y que necesitan más
ayuda de lo que es normal en esa edad en sus rutinas diarias, como dormir o ir
al baño. Niños que a edad de dos años no dicen más de dos palabras, niños de 5
o 6 años con muchos problemas de lenguaje en su vocabulario y la forma de
expresarse. A los niños les entristece mucho no poder estar con sus amigos o
sus maestros y reaccionan con emociones y comportamientos exagerados a los
cambios que se están produciendo en los colegios. Lo que nunca entenderé es
aquellos padres que se negaron a que sus hijos fueran al colegio y los tienen
en la calle paseando, centros comerciales, viajes aquí y allá, de eso no
entiendo.
Quizás el mundo sea nuevo para
muchos, pero para otros sigue siendo el mismo, viven un mundo que no es el
correcto, no tienen la sensibilidad que los niños merecen. Son épocas distintas
y el que no entienda eso, sigue siendo un obtuso mental. Los niños sienten más
ansiedad y frustración y, como consecuencia, sufren alteraciones en su
comportamiento. La mezcla de sentimientos: enfado, miedo, tristeza o ansiedad,
entre otros, hacen que los adolescentes de hoy sean cada vez más proclives a
depresión, o encerrarse en un celular y mostrar una cara que no son o una
que quieren ser.
Debemos entender que el daño es
irreparable para los niños, debemos ser más resilientes, comprender que fueron
los más perjudicados con el encierro, que si había que hacerlo, ahora nos toca
a nosotros, vacunarnos es un acto de responsabilidad con ellos, con nosotros y
con todos. Las vacunas son seguras y efectivas para prevenir las complicaciones
y la muerte a cauda del COVID, debemos entender que como adultos solo debemos
ayudar a que los niños recuperen lo que quizás nunca puedan recuperar, dos años
de su vida, años hermosos para el crecimiento y la personalidad de los niños
que serán los adultos del mañana, porque la pandemia ha dejado de todo, pero no
ha cambiado al ser humano, seguimos siendo los mismos, solo que ahora queremos
vivir la vida a millón y olvidamos a los que están viviendo su vida a pasos.
Perlas:
- Los niños de la pandemia (Parte 1) http://lobispo.blogspot.com/2021/10/los-ninos-de-la-pandemia.html
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