Hace más de un año que comenzó para el mundo la terrible agonía de
vivir una pandemia. Todo nació en los mercados de la para muchos desconocida metrópolis
china de Wuhan, una ciudad con más de 11 millones de habitantes en la cual bajo
costumbres y cultura se vendían animales salvajes vivos para el posterior
consumo humano. De aquella noticia de como un virus había mutado aparentemente
de una serpiente pasando por un murciélago a lo que viven muchos países hoy día
ha pasado mucho, ya pocos recuerdan el origen y solo hasta que la OMS por fin
ha viajado al origen del virus a estudiarlo, volvimos a tener presente como nos
cambió la vida en 12 meses debido a un minúsculo e invisible enemigo, el
maldito COVID-19.
El
régimen chino fue capaz de contener el virus en un país de más de 1400 millones
de habitantes, cerró sin problema alguno la ciudad de Wuhan, construía un
hospital para atender a 1000 pacientes diarios, pasaban por las calles con termómetros
infrarrojos para detectar posibles asintomáticos que estuvieran evadiendo la
cuarentena estricta que impusieron. Así de esa forma lograron minimizar los
daños a tan solo poco menos de 90 mil casos reportados y menos de 5000
muertos, un año después. Mientras en países de occidente como Estados Unidos,
España, Italia el virus ha cobrado la vida de millones de personas.
Las
acciones chinas fueron mal copiadas por los países subdesarrollados como
Colombia, en donde se implantó una cuarentena de las más largas del mundo pero
con más excepciones que acciones, en Colombia no se cerraron los aeropuertos a
tiempo, el subpresidente entendía que el virus debía llegar al país, entendía
que era inevitable y que mejor que hacer de su pésimo y hasta inexistente
gobierno una lucha contra la enfermedad que cambió el rumbo del mundo. Los
chinos tomaban temperatura en la calle con sus termómetros infrarrojos para
buscar a enfermos que se reusaran a ir a un hospital, a muchos los conducían
forzadamente a hospitales o los aislaban definitivamente, en Colombia el termómetro
infrarrojo es hoy un saludo a la bandera, la toma de la temperatura a muchos se
les ocurrió que era en el brazo en donde no se marca la verdadera temperatura
corporal y se hace como medio para el ingreso a locales y centros comerciales.
China ha inundado al mundo con cajas de tapabocas, producto que ha sacado a
flote la economía del gigante asiático, único país con crecimiento en su economía
en el año 2020.
Hoy
los chinos celebran que en un territorio con más de 1000 millones de habitantes
el virus apenas si ha tocado su vida, el uso de tapabocas en exigencia desde el
día 1, en países de occidente se debatía hasta hace algunos meses su verdadera
efectividad, ejemplo, los Estados Unidos con su ex presidente Trump. En
Colombia la economía que comienza a revivir es la de los semáforos, con cajas
de tapabocas chinos a 5 mil pesos, luego de que una caja de tapabocas llegara a
costar más de 60 mil pesos, hoy los regalan por la compra de una Coca-Cola.
China ha hecho de la tragedia china una tragedia mundial y de eso para ellos su
verdadera expansión mundial con tapabocas, oxímetros y termómetros. Hoy se vive
en medio de la normalidad en Wuhan, mientras que la paranoia sigue apoderada de
los habitantes del otro lado del mundo. Muchos seguimos esperando las vacunas,
otros vemos como conocidos pierden la lucha contra ese maldito virus que nos
cambió por completo nuestra realidad.
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