Nadie con autoridad tiene la necesidad de
decir "yo mando", hoy vemos al subpresidente Duque enviar a sus
ministros estrellas, o estrellados, a decir en una improvisada rueda de prensa
que el gobierno central es el que manda, y de paso a echar atrás las medidas
que los gobernadores y alcaldes habían tomado a falta de un líder central que
tomara las riendas de tremendo problema.
En estos momentos difíciles es
que algunos logran entender la dimensión de elegir correctamente, la carencia
de un líder en el país ha hecho que los gobernantes regionales se tomen la
atribución de decretar toques de queda y otras medidas restrictivas para un
pueblo que no entiende de medidas de prevención ante un enemigo de la humanidad
como lo es el COVID-19.
No podía pasarnos en otra época,
debía pasar esta pandemia bajo el gobierno del peor líder de la historia
reciente del país, una personas que llegó a la casa de Nariño impulsado por
saber cuántos pares de crocs tenía Uribe, y por su habilidad con la guitarra y
haciendo pinolitas. Estamos ante situaciones que demandan verdaderos liderazgos,
personas que velen por el bienestar de sus pueblos y no por los pocos que
siempre los han mandado. En este caso estamos frente a un personaje que no es
capaz de tomar las acciones requeridas, que aunque parezcan difíciles son las
correctas. No es posible que a la fecha sigan llegando infectados desde España,
uno de los mayores focos de infección en el mundo en este momento.
Hay vanidades en el poder, de
eso lo sabe el presidente eterno de Duque, el que lo puso a gobernar y le dice
lo que debe hacer, el que lo tiene preso y con el cristo de espalda, no le sale
nada a este gobierno, y cada decisión que toma parece hacerlo para querer
seguir hundido. No hay de donde, hay que ser conscientes de lo que se es,
cuando se está preparado o no. Y no cualquiera puede ser presidente de un país,
no es suficiente con echarle vainas al gobierno de turno para luego con toda
esa basura que hablaron llegar al gobierno para gobernar para ellos y sus
intereses y no los intereses del pueblo.
Estamos frente a una situación
impensable, y lo peor para Colombia es que tenemos al peor líder en el peor
momento. Esto nos debe ayudar a reflexionar al momento de elegir, y que no es de carisma o de simpatía, no es con miedos a ser Venezuela, o con miedo a tener a una vicepresidenta lesbiana, quien hoy le da cátedra de gobierno al subpresidente Duque.
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