En nuestro país se ha impuesto la moda de
convertirse en perseguidos políticos y más en usar las instituciones públicas
para beneficio propio. Desde que Uribe le quisiera dar en la cara a la mechuda
por marica, y luego declararse perseguido de la justicia, todos sin excepción,
sea izquierda o derecha se han declarado en unos perseguidos.
Se volvió costumbre que cuando la justicia
no está acorde a lo que espera el juzgado este se declare un perseguido más, y
el ejemplo mayo lo ha colocado el gran electro de Colombia, ese personaje capaz
de colocar presidente a un político que no tenía experiencia alguna
administrando, pero que gracias a las mentiras del castrochavismo y con la
promesa de no ser Venezuela logró colocarlo como presidente.
Y es que se ha convertido en un
espectáculo la justicia Colombiana, la fiscalía en manos del que era el
estafeta del grupo económico más poderoso de Colombia. Un personaje que por sus
cualidades éticas y morales debería estar impedido para estar en el cargo más
poderoso de la justicia, pero que igual gracias a sus amigos poderosos y
políticos llega a la fiscalía, no habla bien de un país, no habla bien de
nosotros como ciudadanos, y no habla bien de quien lo postulo y de quienes hoy
son sus aliados y amigos.
Hoy con todos los escenarios de polarización,
los de cada lado se sienten cada vez más perseguidos por el otro bando, y así
un país no puede surgir, quedamos atrapados en la lucha de poderes de quienes
cuando ostentan el poder se creen con la autoridad moral de acabar con el otro
y de quienes toda su vida han estado en el poder, haciendo de las suyas,
acabando con este país de la mano de actos corruptos. Al final somos un país
inviable, pero sobre todo un país que duele.
No entendemos aun muchos, como llegamos a
tener a un Presidente de la república que no tenía preparación para este cargo,
y cuyo mérito más grande antes de ser presidente era el ser un joven que fue
director de cultura en el BID, algo así como el que organizaba los karaokes y
las fiestas en el BID. Y luego se convirtió en el ayudante de Uribe en las
clases que el senador dictaba en Estados Unidos, y su imagen más famosa fue ser
asaltado por el mismo Uribe en una sesión plenaria del Senado, cuando Uribe le arrebatara
el paquete de platanitos de sus manos.
Es así, como terminamos siendo un país de
perseguidos, increíble que como Colombianos todavía le creamos el cuento a personajes
de la calaña de José Obdulio Gaviria, Mafe Cabal y el mismo Uribe, y por otro
lado se sientan perseguidos siempre los que dan papaya para que un tipo como Néstor
Humberto los investigue. Este es Colombia, cada día duele más.
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